Once

19K 2.6K 335
                                    

~DANI~

Esta mañana todos se han quedado en casa. Como era de esperar mi abuelo actúa como si nada, a pesar de que no puedo dejar de escuchar sus palabras de ayer en mi cabeza. Si la que ha sido mi casa durante un año ya no es un sitio seguro, ¿qué más puede serlo?

Estoy ayudando a mi madre a hacer las camas en silencio. Cuando le doy la sábana cruzamos miradas y ni me esfuerzo en disimular mi estado de ánimo. Al verme tan decaído me acaricia la mejilla y me muestra un gesto de remordimiento.

—No es tu culpa —aclaro, intentando sonreír sin conseguirlo.

—Lo sé, pero no puedo evitar sentirme responsable. No hace falta que te asegure que lo de hace un año no se repetirá, ¿no?

—Lo sé.

Si por ella fuera nada malo habría pasado, pero claro, a este punto sabemos que no podemos cambiar el pasado.

—Por cierto, me ha llamado Vanesa. Quiere hablar contigo, así que llámala cuando puedas. Este es su número.

Me da un trozo de papel y maldigo toda mi existencia. El plan inicial de ignorar todo lo posible a la familia Vila está empezando a derrumbarse, y estoy seguro de que quiere hablar de la primera clase. Me entran escalofríos solo de pensarlo.

Cuando termino con la limpieza salgo al pequeño patio en el que mis abuelos cuidan numerosas plantas y marco el número. Presiono el botón de llamar y tras unos segundos alguien lo coge.

—¿Vanesa? Soy Daniel.

—Oh. Hola, Daniel. Supongo que tu madre te ha dado mi número, ¿no?

—Así es.

—Verás, ya sé que te dije que las clases serían cuando tú quisieras. Y así será, pero he pensado que puedes venir mañana por la mañana. No tenéis instituto y cuanto antes mejor, no quiero que Alejandro suspenda el primer trimestre.

Esto es horrible. No tengo elección, si me niego va a buscar otro momento y tarde o temprano voy a tener que hacerlo.

—De acuerdo. ¿A qué hora voy? —Escucho lo que parece ser un suspiro de alivio al otro lado de la línea.

—¿A las once? Para que estés hasta la una o así.

—Perfecto.

—Tanto Miguel como yo estaremos trabajando, así que avisaré a Alejandro para que esté despierto a esa hora.

Se me acaba de caer el alma a los pies. ¿Él y yo solos, en su casa? Me parece que mi desayuno de mañana va a ser un puñetazo en toda la cara.

—Cla-claro. Allí estaré.

—Perfecto. Hasta luego.

Cuelgo y medito durante unos instantes. En el mejor de los casos, Alejandro estará dormido y no me abrirá la puerta, aunque me da que eso no es lo que va a pasar.

Demasiado tranquilo te veo para lo que se te viene.

Ya tendré tiempo mañana para entrar en pánico. Ahora lo que me apetece es volver al sofá y ver capítulos de Friends hasta volverme loco.


Vulnerable [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora