Nueve

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~DANI~

Si hoy fuera un día normal tendría que haberme levantado mucho más temprano y haber asistido a clases, pero debido a la expulsión no puedo volver hasta el jueves. En su lugar me he quedado durmiendo todas las horas que el horario escolar no me permite dormir.

Desayuno y me hago cargo de la limpieza de la casa, ya que mi madre está trabajando y mis abuelos suelen salir por las mañanas a hacer la compra. Sin tener nada más que hacer me siento y me distraigo con el móvil.

Decido mandarle un mensaje a Bea, mi compañera de clase del año pasado que decidió no seguir haciendo bachillerato. Si hay alguien con quien puedo hablar ahora mismo que no esté ocupada es ella.

Dani: ¡Bea! ¿Cómo te va? Hace tiempo que no hablamos. Seguro que tienes mil cosas que contarme. 7w7

Recibo su respuesta bastante rápido.

Bea: ¿Qué haces usando el móvil en clase? ¿No está prohibido?

Dani: Me han expulsado. Vuelvo el jueves.

Bea: ¿A ti? ¿Expulsado? Nah, no te creo.

Dani: Si te cuento la historia flipas...

Bea: Hecho. ¿Quedamos esta tarde? ¿Sobre las cinco?

Dani: En el parque de siempre. Y lleva pipas.

La mañana transcurre con normalidad y después de almorzar le pido a Elena por mensaje que me pase los deberes. Por suerte no son muchos, y en poco tiempo ya estoy de camino al parque para encontrarme con Bea.

—¡Si es mi compañero de mesa favorito! —exclama desde el banco en el que está sentada al verme.

El año pasado con quien solía pasar casi todo el tiempo era Bea. Elena se incorporó más tarde, debido a un trabajo en el que nos colocaron con ella y a partir del cual comenzamos a ser amigos. Antes de eso, éramos Bea y yo contra el mundo.

—¿No me jodas que al final te has teñido el pelo? ¡Y yo sin saberlo! —suelto al verle mechas rubias.

—He ido esta mañana, cuando hablamos estaba en la peluquería —explica dándome un abrazo. Nos sentamos y saca de uno de los bolsillos gigantes de su chaquetón un paquete de pipas.

—Te queda genial.

Al ser negra de piel, Bea tiene un color de pelo muy oscuro y esos toques claros le favorecen mucho.

—Muchas gracias. Y bueno, ¿qué es de ti? No nos vemos desde verano.

—Cierto... Tú sabes, este curso es bastante movido.

—Menos mal que salí de ese infierno... —menciona con una risa.

—¿Tienes pensado hacer un módulo o algo?

—Mi padre no deja de joder con eso. Y lo entiendo, pero es que no tengo ni idea. Por ahora he echado el currículum en varias tiendas... Estudiar no es lo mío.

Y tiene razón. Entiendo su frustración, porque todos los adultos nos dicen a menudo que los estudios son esenciales y que debemos tenerlos si queremos un futuro. Pero ¿qué deben hacer los que no son capaces?

Para una persona como Bea el instituto era una pesadilla. Ella sufre ataques de ansiedad y periodos de estrés con facilidad, provocándole un mal rato cada vez que teníamos un examen importante, lo cual era semanal. Si Bea hubiera seguido estudiando quizás algo peor habría pasado.

—Ni te imaginas este curso. No sé cuántas veces he escuchado la palabra selectividad y todavía quedan siete meses. Entre los deberes diarios, los exámenes, y encima voy a tener que dar clases entre medio...

—¿Dar clases? ¿De qué y por qué? —El rostro de Bea muestra confusión.

—Oh, es verdad, no lo sabes. Es que pasó hace dos días.

Le cuento todo lo que ha ocurrido desde la semana pasada: mi encuentro con Alejandro, el motivo de la expulsión, la cena en su casa y el acuerdo al que llegué con sus padres. No deja de sorprenderse y hacer pequeñas muecas a medida que avanza la historia.

—¿Alejandro? ¿Alejandro Vila, el de la clase de sociales?

El año pasado los de humanidades —Bea, Elena y yo— estábamos en una clase separada de los de sociales, por eso nunca entablé conversación con él. Este año como los de letras somos pocos nos han mezclado en una misma clase con los de sociales.

—El mismo. Y bueno, desde fuera parece que soy masoquista al querer darle clases a mi mayor enemigo, pero el dinero me vendría muy bien para sacarme el B2 de inglés este verano. Mi madre ya trabaja demasiado como para pedirle que me lo pague, y he oído que si lo tengo me pueden convalidar asignaturas de la carrera...

—Mi querido Dani siempre un paso por delante. Pues yo te animo a hacerlo. Si luego te va a beneficiar, ¿qué puede salir mal?

Recuerdo la mirada que me dedicó Alejandro durante la cena y asiento.

—Se me ocurren varias cosas, la verdad.

Vulnerable [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora