EPISODIO 2, ESCENA 2: En la que el Presagio entrena duro.

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Al día siguiente.

¡Qué movimientos! ¡Qué maravilla! Se deslizan como si fueran una voluta de espuma. Juegan entre ellas y retozan en las aguas con sus cabellos púrpura fundiéndose en el estanque del jardín. Otros inmigrados que descansan en la hierba también están fascinados con su presencia, y no es de extrañar porque con esos cuerpos...

—¿Está atendiendo, Alabama? —¡Vaya, me han pescado! Miro hacia el fondo de la sala y me encuentro con el ceño de Cordelia.

—Está babeando con las náyades del patio —se chiva Moses. ¡Calla, traidor!

La silla de metal en la que estoy sentado se calienta, ¡quema! Doy un grito y me levanto. El ventanal se ha nublado con cristales de hielo como si hubiera sufrido una helada. Cordelia ha transferido el frio de la silla al cristal.

—¡Eh, guapa!, ¡no me hagas blanco de tus tejemanejes! —le grito a la mexicana—. ¡Solo aprecio la belleza en todas sus formas! —La pose dramática funcionaría mejor si no me estuviera frotando las nalgas—. Además, ¡estaba atendiendo!

Foster y Astrid se ríen y Moses pone los ojos en blanco. Kaala come uvas sentado encima de la mesa que hay junto a Cordelia, ajeno a las discusiones de la plebe.

Cordelia sostiene su brújula con un gesto de desdén.

—Así que, atendiendo, ¿eh, escuincle? —masculla—. ¡Órale! Dígame, ¿qué tipo de oyente es usted?

Mierda. Me quedo en blanco.

—¿Del tipo estiloso? —respondo. El cristal se congela aún más y la punta de mi cabello comienza a humear—. ¡Mi flequillo! —Empiezo a darle sacudidas—. ¡He ido a la peluquería hace nada!

Más risitas. Astrid le susurra algo a Foster y este le da un codazo siguiéndole el juego. Moses también esboza una sonrisa ahora.

—¡Lo repetiré de nuevo! —masculla Cordelia—. Los oyentes son clasificados en diferentes tipos. Un oyente puede ser de tipo híbrido (dos tipos a la vez) o puro (solo un tipo). Conocer estos tipos puede ayudarles a entender a sus enemigos.

Señala a la pizarra con el rotulador, una de las muchas cosas con la que está equipada la sala multiusos. En su superficie están escritas cuatro categorías. Cordelia rodea el primer término con un trazo.

—Taumaturgos: Pueden manipular el movimiento y las cualidades físicas de su dial. Sus capacidades se limitan solo a su manejo. —Me mira de soslayo—. Debería sonarle eso, pendejo.

—Seguro que son los más poderosos —digo mientras me peino el flequillo chamuscado.

—Quirurgos. —Me ha ignorado—. Estos oyentes pueden transformar su propia anatomía o la de otros a través de su dial. Como ya he dicho antes, Foster pertenece a esta clase.

Foster asiente. Cordelia continúa.

—Licurgos: Capaces de entrar en la mente del enemigo y manipular sus hilos con precisión. Pueden influir en el comportamiento o la percepción. Astrid es el mejor ejemplo presente. —La señala—. Demiurgos: Sus diales les permiten volcar su voluntad en el entorno y las fuerzas circundantes. Kaala y yo pertenecemos a esa categoría. —¿Soy yo o intercambian miradas orgullosas?

Me siento en la silla, cruzo las piernas y hago un gesto simulando que me pongo un babero al cuello.

—No os manchéis las camisas con tanta salivación, ¿eh? —Esperaba que Moses, al menos, sonriera, pero mira extrañado a la pizarra. Entonces caigo en la cuenta. ¿Él dónde encaja?

Cordelia carraspea.

—Y cómo iba a decir antes de que Alabama compartiera sus hobbies con nosotros —Cordelia coge el rotulador y escribe una última categoría—, existe otro tipo de oyente que, en su forma pura, es muy poco común.

Realidad modulada (Libros 1 y 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora