40 : Final

44.5K 5.9K 4.5K
                                    

—Tienes visitas, Park– una voz femenina lo llamó en medio de un profundo sueño.

Jimin frunció el ceño y abrió lentamente los ojos sintiéndose tan drogado como de costumbre. En ese lugar lo tenían bajo la influencia de drogas controladas para mantenerlo tranquilo. No sabía cuánto tiempo había pasado o cuántas veces lo habían golpeado y obligado a tener sexo pero tampoco es como si le importara demasiado. De hecho prefería seguir inconsciente por los medicamentos, al menos podía dormir y no sentir la lentitud del tiempo al transcurrir.

Sintió que alguien lo ponía en pie. Se dejó llevar como una muñeca de trapo, sus pies no se movían por su propia cuenta. Sentía el piso frío del corredor mientras un par de manos grandes y rasposas lo dirigían. Conocía al hombre que lo llevaba su apellido era Lee y solía tocar a todos los pacientes de ese manicomio. Había ido a visitar a Jimin la primer noche cuando recién llegó, Lee casi había perdido la oreja cuando éste le tiró un zarpazo directo. Aún así algunos días después cuando Jimin ya estaba lo suficientemente ido por los medicamentos el tipo había regresado y terminado con lo que había iniciado esa primer noche.

Ahora Jimin apenas y podía recordar. Sus ojos se enfocaron en la mujer bajita y rellenita que caminaba al frente dirigiendolos. Ella tenía un nombre extraño pero lo había olvidado. Recordaba haberse reído del nombre la primera vez que lo escuchó, ahora no era capaz ni de sonreír un poco.

Algunos de sus compañeros de manicomio se movían por los pasillos con la mirada baja y perdida murmurando cosas que no alcanzaba a reconocer. Todos se movían en una especie de trance inducido por las drogas que les metían a la fuerza. Jimin no era la excepción. Había dejado de ser él mismo desde hace mucho tiempo de todos modos. Ni siquiera había sido capaz de reconocer a su propia familia y no había podido sentirse consternado cuando se le acusó de ayudar a un par de asesinos. Claro que su defensa lo declaró una víctima mentalmente afectada por lo que terminó en ese centro de salud mental.

De pronto sintió que lo dejaban caer sobre una silla fría e incómoda. Se sintió ligeramente mareado debido a la intensidad de la luz bajo la que estaba ahora, usualmente su habitación era oscura y siniestra. No pudo enfocar la mirada, todo era brillante hasta el punto de volverlo ciego.

—Te ves horrible– escuchó una voz y luego un suspiro.

Jimin alzó la mirada lentamente tratando de reconocer a la persona frente a él. Frunciendo el ceño cuando un hombre de cabello color verde menta le devolvió la mirada.

—¿Quién...?– Jimin estaba confundido, sintiendo que su quijada se trababa cada vez que intentaba moverla para decir palabra.

—A pasado un año así que supongo que no me recuerdas– el hombre frente a él movió los dedos sobre una mesa que Jimin apenas empezaba a notar. —Seguí tu juicio desde el principio. De hecho esperaba que te enviaran a prisión pero supongo que debí haber sabido que tu abogado se iría por el camino de "enfermo mental que no sabe lo que hace"–.

—No entiendo...– Jimin sentía la boca y labios secos, su mirada era baja pues la luz lastimaba sus ojos.

Sintió que la otra persona se movía y de pronto una mano delgada y cálida lo obligó a alzar la cabeza debidamente.

—¿Qué mierda te pasó?– escuchó decir —solías estar tan lleno de vida... Aún recuerdo la fotografía en el archivo de tu desaparición–.

Jimin abrió los ojos, el color verde deslumbraba más de lo que debería y no fue capaz de enfocar nada, así que volvió a cerrarlos. Tenía sueño.

—Kim Taehyung y Jeon Jungkook...– dijo el otro hombre.

Jimin sintió que su cuerpo se tensaba. El rostro familiar de un pelirrojo de piel canela le llegó a la mente con tanta claridad que parecía real y sus puños ardieron deseando golpear algo o mejor dicho a alguien. Decidió volver a abrir los ojos esta vez se esforzó aún más hasta que fue capaz de ver algo que no fueran manchas brillantes. Un par de ojos serios lo observaban fijamente, piel pálida, labios delgados. Jimin lo recordaba pero al mismo tiempo no lo hacía. Todo era confuso.

—¿Dónde están?– fue capaz de preguntar tras un momento.

—Muertos– respondió el otro hombre —o al menos eso dice el archivo oficial–.

Jimin negó y sonrió volviendo a cerrar los ojos.

—Ellos no morirían jamás...– dijo.

Hubo silencio hasta que sintió la misma mano de antes sobre la suya. Ésta se movió hasta poder darle algo.

—Confío en que sabrás como usarlo– sintió una palmadita en su puño ahora cerrado, sosteniendo algo —si lo logras te estaré esperando esta noche detrás del edificio–.

Jimin sintió que la mesa se movía cuando la otra persona se puso en pie y caminó hasta detenerse a su lado. La misma mano apretó su hombro y una respiración cálida barrió sobre su oído cuando el hombre le murmuró algo.

Las palabras hicieron que los ojos de Jimin se abrieran de nuevo, ésta vez con más amplitud que antes. Parecía un poco más consciente ahora cuando giró a ver al peliverde pero éste ya había avanzado hasta salir de la habitación donde habían estado hablando. Jimin frunció el ceño y fijó la mirada en la pequeña bolsa de plástico que tenía en su puño. Reconoció una especie de polvo, cápsulas de líquidos en tonos verdes y azules y una diminuta navaja no más grande que su dedo meñique.

—Gracias, osito gruñón– sonrió, repasando las palabras en su mente una y otra y otra vez.

“Apuesto a que quieres venganza”

Había pasado mucho tiempo desde que Jimin se había sentido tan despierto y consciente. Por supuesto que quería venganza, lo anhelaba más que nada en el mundo. Ese par de dementes habían arruinado su vida. Él tenía un gran futuro por delante, sería un químico reconocido, ganaría premios a nivel mundial, haría sentir orgullosos a sus padres y le daría felicidad a su hermana. Tenía tantas cosas que le habría gustado hacer y todo se fue al carajo cuando esos infelices se cruzaron en su camino. Claro que quería venganza, ahora todo era claro y no entendía como había sido tan estúpido como para haber llegado a encariñarse con Taehyung y peor aún haber llegado a enamorarse de él.

Se llevó la bolsa de plástico a la boca cuando la puerta de la habitación se volvió a abrir y el mismo tipo de antes llego para escoltarlo a su habitación. En su mente se hacía un plan para escapar, saldría de ahí y acabaría con ese par. No sabía si podía confiar en el otro sujeto pero cualquier cosa era válida si le ayudaba a salir de ahí pero sobre todo si le ayudaba a acabar con Taehyung y Jungkook. La diversión apenas empezaba y Jimin estaba dispuesto a ser el ganador de ese "juego". La cacería sería divertida, pensó mientras era arrojado al interior de su melancólica habitación.

—Te arrepentirás de no haberme elegido a mi, Kim Taehyung– soltó con rabia una vez que escupió la bolsa de plástico.

Primero tenía que acabar con lo que Taehyung más quería y la respuesta a eso era obvio.

Sweet Killer::KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora