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Taehyung alzó el machete y lo dejó caer con fuerza. La cabeza salió volando y rebotando como una pelota antes de detenerse finalmente. De la boca entre abierta aún chorreaba del espesa mezcla de riñón y orina.

Jungkook recorrió con la mirada todo el nauseabundo lugar mientras trataba de ignorar el horrible olor.

—Y ¿entonces?– dijo el menor dejando salir un sonoro suspiro, recargando su espalda en la madera fría.

Taehyung no le prestó atención, estaba tan embelesado, observaba casi con adoración la cabeza recién decapitada que sostenía entre sus manos, podía sentir una cascada de sangre aún tíbia fluir a través de sus dedos

Simplemente magnífico, pensó.

—¡Taehyung!– Jungkook realmente estaba perdiendo la maldita paciencia

El rubio por fin posó sus ojos en el menor, este notó algo distinto, sus ojos lucían diferentes, tenían un peculiar brillo.

—¿Qué es lo que quieres saber con exactitud, Jeon Jungkook?– preguntó, como si no hubiera sido él quien había sugerido contarle su historia en primer lugar.

—Todo– dijo con determinación, ignorando la aparente demencia y mala memoría del pelirrojo.

—¿Todo?– Taehyung soltó una risita boba la cual cesó casi al instante, cambiando su semblante a uno serio.

—Si esperas una historia con una porquería de infancia, con una madre alcohólica y prostituta, abusos y eso, pues no, no es así conejito–.

Jungkook sonrio empujando su mejilla interna —¿no?–.

—No, realmente mi vida fue "normal" un tanto aburrida– Taehyung suspiró y decidió posicionar la cabeza en el centro de la gran mesa, camino hasta el otro extremo con cuchillo en mano. —Claro hubo uno que otro "obstáculo" pero me encargué de ellos– dijo mientras tomaba una mano ya mutilada y cortaba los dedos de ésta en pequeños trozos para depositarlos en la licuadora.

—"Obstáculos"– remarcó el pelinegro elevando una ceja.

Taehyung sonrió maliciosamente y siguió en lo suyo.

—Su nombre era Kim Soo y era un maldito hijo de puta con complejo de macho, me molestaba por ser diferente– el pelirrojo se tensó notablemente —yo no era al único al cual le hacía la vida más complicada de lo que ya era– Taehyung se irguió —Pero si fui el único en darle una lección– sonrió orgulloso.

Jungkook no respondía, sólo ponía toda su atención en el "dulce" rubio y
seguía sus movimientos con la mirada y aunque sonará estúpido trataba de analizarlo, buscar respuestas de su forma de ser, las cuales no encontraba. Tal vez Taehyung era así y no había razón en específico, lo único de lo que estaba seguro el menor, es que ese hermoso chico de trasero firme, rostro dulce y piernas torneadas era su más incontrolable perdición.

—¡Mierda!– Taehyung hizo berrinche, la licuadora se le había salido de control y salió disparada al aire la asquerosa mezcla de carne, sangre y pequeños trozos de huesos, manchando su pantalón chandal gris y parte de su playera —tendré que cambiarme– hizo un leve puchero.

—Mejor quédate desnudo– habló Jungkook un tanto ronco.

—Sé que eso te encantaría– afirmó pero decidió quedarse así por el momento. —Bueno te estaba hablando del perro bastardo de Kim Soo– continuó —era dos años mayor que yo e íbamos en el mismo instituto, tenía una actitud de superioridad increíble, iba por la vida molestando a todo aquel que le pareciera blanco fácil y yo lo era o eso creyó–

Taehyung tomó de nuevo el cuchillo y comenzó a jugar con el.

—¿Sabes Kookie?– llamó al pelinegro.
—Aún recuerdo la vez que me llamó "mujercita" y me golpeó, lo hizo tan fuerte que no pude levantarme en una semana– hizo una mueca. —Muchos observaron lo ocurrido, afortunadamente para ellos no me grabe todos sus rostros. Mi madre no se enteró, eso creo, le dije que fue un accidente, simplemente lo dejo pasar y continuó con su agobiante trabajo, ignorando todo lo demás, como siempre–.

Sweet Killer::KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora