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Jungkook maldecía entre dientes cada vez que escuchaba a Taehyung quejarse. La mudanza estaba siendo más y más díficil sobre todo desde que los hombres a cargo tuvieron que dejar todo fuera. Jungkook no se arriesgaría a que entraran y olieran aquel aroma tan asqueroso a carne humana cocida. Ahora el rubio demente le ayudaba a meter cajas y cajas de mudanza y se quejaba cada medio minuto.

—¡Mis manos delicadas no fueron hechas para esto!– refunfuñaba Taehyung, arrastrando perezosamente una pequeña caja al interior de la casa nueva.

Jungkook ya estaba harto. Llevaba dos horas trabajando sin parar, le dolía la espalda, la casa olía horrible, la voz de Taehyung empezaba a ser molesta. Por su mente cruzaba la idea de tomar uno de los almohadones de la sala y asfixiarlo hasta la muerte pero en cambio dijo;

—Quítate la ropa y ponte a cuatro– abriéndose el pantalón.

—¡Eso SÍ es sencillo!– tarareó Taehyung y obedeció gustoso —hazlo rudo, que sea doloroso– ordenó, tomando lugar sobre el suelo a mitad de corredor.

Jungkook rodó los ojos, incluso en esas circunstancias Taehyung resultaba ser todo un mandón pero tampoco es que le importara mucho, sólo quería algo para calmar la tensión.

Colocándose de rodillas justo detrás del rubio, Jungkook analizó el contraído círculo de músculo y frunció el ceño.

—Estás dilatado– dijo, sintiendo algo parecido al enojo subir por su garganta —¿con quién te metiste?–.

Taehyung soltó una carcajada rasposa.

—Existen los consoladores ¿sabes?– pero entonces Taehyung lo meditó un momento —también puede que tres de mis dedos resbalaran "accidentalmente" al interior–.

Jungkook se masturbó un poco antes de acercarse más a Taehyung.

—Así que lo hiciste sólo– asintió satisfecho con la respuesta.

—Bueno, tú me échaste de la casa– acusó el rubio, abultando el labio inferior en un puchero.

—Corrección; TÚ te fuiste de la casa en cuanto te enteraste de la mudanza–.

—¡Porque me ibas a dejar, hijo de...!– Taehyung no pudo concluir la frase cuando Jungkook encajó la gruesa cabeza de su miembro repentinamente ganando un grito dolorido y gustoso a cambio.

Las caderas del pelinegro retrocedieron un poco y ondearon hasta enterrarse por completo al interior, resbalando sin complicaciones. Se sentía bien luego de todo ese tiempo sin sexo, pensó para sí mismo.

—Múevete– ordenó Taehyung al tiempo que se alejaba y luego volvía a arrastrar su trasero de regreso golpeando contra los muslos de Jungkook, empalándose.

—Que exigente– reclamó pero al mismo tiempo se movió, saliendo del interior para volver a embestir con fuerza.

Taehyung rió estruendosamente e igualó los movimientos encontrándose con cada nueva estocada rápida y salvaje. Las rodillas del rubio hacían fricción sobre el suelo de madrea púlida provocando chirridos incómodos. Jungkook colocó una mano sobre la espalda desnuda de Taehyung y lo empujó hasta dejarlo con la cara y el pecho pegados al piso. Con la mano libre, sujeto las caderas acaneladas enterrando las uñas hasta rasgar la piel y siguió moviéndose.

Taehyung se aferró al frío suelo con las manos extendidas y los dedos de sus pies arqueándose, recibiendo las embestidas dolorosas pero placenteras al mismo tiempo, dejando un pequeño charco de saliva y sudor que se extendía por su mejilla raspando la madera. Jungkook no fue amable, golpeando duro hasta que las rodillas de Taehyung temblaron cayendo ligeramente, sintiendo el dolor de las uñas fuertemente enterradas en la piel.

Sweet Killer::KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora