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Jungkook salió de esa habitación dejando a Taehyung derrumbado en el suelo y el mejor orgasmo de su vida aún haciéndolo temblar ligeramente en réplicas. Le parecía una mala broma el siquiera recordar que acababa de tener sexo con una de sus presas, porque sí, eso era justo lo que acababa de pasar. No había sido violación ya que Taehyung parecía de todo menos afectado e incluso antes de quedarse sin aliento su rostro había sido de placer. Ahora Jungkook se sentía sucio y asqueado. Era la primera vez que hacia algo como aquello. En todos sus años como asesino respetable jamás se había tomado el tiempo para ponerse duro y luego joder al chico en cuestión.

—Que horror– dijo con una mueca mientras se daba una ducha larga —y hasta se lo metí sin condón– siguió reprendiéndose a si mismo.

Aquello había sido un error que no estaba dispuesto a dejar pasar, menos aún a perdonar. Ese chico Taehyung lo había puesto en un punto en el que había perdido la racionalidad pero no se repetiría. Debía eliminar al muchacho antes de cometer alguna otra estupidez.

 Debía eliminar al muchacho antes de cometer alguna otra estupidez

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Su día transcurrió igual que siempre. Jungkook se aseguró de parecer el hombre común y corriente que la gente creía que era y como todo hombre común y corriente era su deber dar dulces en un día tan inútil como halloween. Seguir la corriente al resto de las personas era sencillo. A la gente les gustaba el chisme por lo que siempre estaban atentos cuando algo "anormal" ocurría en su comunidad. Para no llamar la atención, Jungkook sonreía y era amable aunque en el fondo quisiera matarlos a todos.

Salió de casa temprano para ir a su "trabajo" el cual en realidad no existía. Jungkook ganaba plata vendiendo en internet pero eso no era algo que todo mundo debiera saber. ¿Qué era la mercancía que vendía? Bueno, eso también era un secreto.

Luego de fingir su rutina diaria y pasar a comprar algunos dulces para repartir a los mocosos quejubrosos que fueran a tocar su puerta, decidió volver y prepararse. Quizás enterrar algunos alfileres en los chocolates o envenenar los caramelos no era tan mala idea, pensó.

El resto del día se la pasó ignorando la puerta que daba a su cuarto de juegos y siguió actuando como el Jungkook de siempre. Cuando su timbre empezó a sonar cada cinco segundos luchó por mantener su sonrisa inquebrantable de hombre servicial y repartir dulces asegurándose de halagar los disfraces ridículos.

—¿Y tú que eres?– preguntó a un niño que llevaba sangre falsa por todo el rostro.

—Un asesino– respondió el pequeño y Jungkook rió para sus adentros.

—Eso si que da terror– asintió y sólo por eso dejo caer muchos más dulces en la canasta de ese pequeño.

Las horas transcurrieron igual de aburridas pero Jungkook prefería que fuera así o de lo contrario estaría desquiciado ante el hecho de que aún tenía a Taehyung en su sótano.

—¡Buenas noches, señor Jeon!– saludaron un par de voces a coro.

Jungkook sonrió ampliamente cuando sus vecinos se acercaron a él. La pequeña niña iba disfrazada de algo parecido a una mariposa e iba tomada de la mano de su hermano mayor quien sonreía amable y adorablemente.

Sweet Killer::KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora