In the hell 37.

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28 de agosto de 1993.

—Déjame en paz ¿Quieres? —Le dije harta de sus amenazas, mi rostro estaba ojeroso por las últimas noches de desvelo.

Él comienza a reír. —¿De verdad quieres que te muestre que no juego en lo absoluto?

Me callé.

—Acabo de mandarte un fax. ¿Por qué no le echas un vistazo? —Dice.

Se escucha un ruido y giro para ver lo que acaba de llegar. Tomo el papel que me ha llegado con fotografías. Fotografías mías y de Harry besándonos afuera del local. —¡¿Qué mierda es esto?! —Le grité.

—Una pequeña prueba para recordarte que no juego. —Me dice.

Y entonces todo se acomoda en mi cabeza. Cada pieza se pone en orden, las palabras de Bill de esa noche diciéndome el motivo por el cual llegó tarde, el sonido de una cámara.

—¡TÚ MUY HIJO DE PUTA! ¡TÚ FUISTE! —Grité—¡Lo planeaste todo ¿No es así?!

Su risa se escucha por el teléfono.

—¡¡Tú le cerraste el camino a Bill para que se demorara y me besaste para que alguien nos tomara esta fotografía!! —Le dije llena de odio y con las lágrimas al borde. —¡DIME ¿Por qué?! ¡¿Por qué tanto odio?!

—Vaya que eres muy lista, muñeca. —Me dice—Ya te lo dije, me perteneces y no... he olvidado aún como me golpeaste con la piedra aquella noche.

—¡No te pertenezco y era obvio que me defendería! —Le grité. Las náuseas se presentan en mi cuerpo.

—Como sea, te envío más fotografías para que las tengas presentes en tu cabecita, cielo. —El fax comienza a "imprimir" un nuevo documento y me acerco a ver más fotografías.

Estás fotografías eran en mi habitación estaba dormida y a mi lado estaba Harry. —¡Sabes que estás fotografías no son reales! —Le dije con lágrimas en mis mejillas. —¡Nunca estuvimos juntos y menos en la cama donde duermo con él!

—Oh, nena. Si lo estuvimos—Ríe— Bueno... diciendo un poco la verdad. Me metí por el balcón un par de noches cuando dormías y bueno, necesitaba alguna prueba para mantenerte amenazada. —Dice— Escabullirme de la seguridad de Michael siempre ha sido muy fácil. —Ríe.

Comencé a llorar.

—Él me va a creer a mí. —Le dije.

—Ah ¿sí? —Ríe—¿Cuándo lo hará? ¿Cuándo mande a revisar las fotos y le digan que no es montaje? O ¿Cuándo salgan a la luz y después se quede en bancarrota por tu culpa?

La ansiedad me ataca y el deseo de morir me abarca.

—¿De verdad crees que estará contigo, cuando todos te señalen como una golfa? —Dice y trago duro.

Cerré los ojos: —¿Qué quieres que haga?

—Esa pregunta me agrada. —Dice con victoria—Quiero que mañana después que le celebres todo ese cirquito del "Feliz cumpleaños", le escribirás una carta despidiéndote de él y te marcharás conmigo. —Dice— La casa estará rodeada de francotiradores por si...decides estropear todo.

—No va a ser necesario, de verdad Harry. —Le digo con mi voz quebrada.

—No voy a arriesgarme. —Dice.

—Prométeme que no le harás daño después de que me vaya contigo. —Le digo y él ríe.

—Seguro.

Me colgó y mi estómago comenzó a revolverse. Salí corriendo del despacho, subiendo las escaleras y entrando al baño de mi habitación, me tiré frente al escusado y comencé a vomitar.

Neverland | EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora