In the paradise 05.

204 28 0
                                    


—No digas eso, es un placer servirte. —Dice y se sienta en el banco que esta alado de mi camilla. —Cuéntame de ti.

—No hay mucho que decir en realidad. —Digo y suspiro.

Me mira esperando a que comience hablar le de mí.

—Nací en Texas, pero hace unos días decidí salir de casa y emprender una aventura, de esas aventuras grandes, extremas y locas. No tengo buena relación con mi familia, mi mamá murió cuando era una adolescente, no recuerdo cuando exactamente, mi papá nunca lo he conocido, nos abandonó cuando era pequeña. La pareja de mi madre se hizo cargo de mí, no como yo esperaba... pero lo hizo. No conozco a mi demás familia, mamá escapo muy chica de su casa para huir con papá pero el destino es muy cruel. Tengo una prima de mi edad, es realmente la primera razón del por qué decidí comenzar por Baja california, pero al parecer se mudó y no ha cambiado su dirección. Así que realmente estoy sola.

Asintió.

— ¿Qué hay sobre tus sueños? —Dice interesado.

—Siempre quise ser actriz, no para la televisión, para el teatro. Amo realmente las obras de teatro.

—Eso suena increíble, Beth.

—Gracias.

— ¿Dónde te estás quedando? —Pregunta.

—La calle es mi casa, Michael. Desde que partí de Texas, deje atrás mi hogar, amigos y toda esa vida.

No respondió nada, quise imaginar que no sabía que decir.

—Llegue hasta Baja california, de aventón tras aventón, y las últimas horas caminando por la carretera. Tomé cuatro piezas de Pan, un litro de agua y cinco dólares para emprender el nuevo comienzo. —Sonreí—Pero dime, Michael, ¿Cómo me encontraste?

—Estaba en el jardín cuando se escuchó unos gritos pidiendo ayuda, tomé la lámpara y dos de mis hombres me acompañaron, pasamos la cerca de mi casa y nos metimos al bosque. Vimos a unos chicos correr, pero no pude reconocerlos, caminamos por donde ellos venían y te encontramos en el acantilado, Inconsciente,  cuando bajamos, pensé que era tarde, pero aún tenías pulso, te cargué hasta aquí y mi personal te atendió. Dime algo, Beth, ¿Les debes algo? ¿Qué pasó esa noche? Yo puedo ayudarte. Prometo que lo haré.

—Yo... no. —No sé cómo decirle todo esto, no quería que él me tuviera lastima.

—Entiendo. —Asiente.

Alguien toca de nuevo la puerta y nos interrumpe.

—Lo lamento señor, lo busca, la señorita Jackson.

—En un momento bajo. —Le dice y me mira—Escucha, estaba pensando en que podrías quedarte, bueno si tú quieres, mientras que te recuperas, puedes pensarlo, quedarte algunos meses más. Quédate todo el tiempo que quieras. Piénsalo por favor.

Asentí.

Caminó y se detuvo.

—Casi lo olvido. —Dice y se regresa, llega hasta una mesa y agarra una pila de revistas, y me la entrega—Anoche noté que te gusta leer mucho, que hasta te dormiste abrazando la revista en donde salía en primera plana. Aquí hay más.

No pude evitar sonrojarme, es tan vergonzoso que Michael, haya visto eso. No quiero imaginar, que ha hecho esto para hacerme saber que me ha visto.

Y sin más salió de la habitación.

Cae la noche y toca la puerta, mientras se asoma.

—Vine a darte las buenas noches. —Dice entrando por completo acercándose a mí.

Neverland | EspañolWhere stories live. Discover now