In the paradise 02.

252 30 2
                                    

Comencé a desviarme, ellos eran más y tendrían más oportunidad de atraparme, se separaron y yo me detuve en un árbol, tratando de tomar aire. Tape mi boca para tranquilizar mi respiración agitada, no quería que me encontraran, pero fue muy tarde, unas manos grandes me tomaron por mi vientre y me atraía sobre su cuerpo.

—Te atrapé...—Dijo en un canto lujurioso— Eres mía por esta noche.

—Suéltame. Suéltame. ¡Por favor! —Comencé a mover me entre su agarre.

— ¡Hey chicos, la tengo! —Gritó.

— ¡No! —Le grité— Suéltame. ¡No sabes con quien te estás metiendo!

Los demás aparecieron.

Todos lucían como una manada de lobos hambrientos, esperando cazar su carnada, y yo era la carnada de esta noche.

Uno me sostenía por la espalda, el otro se puso frente a mí, y con una navaja trozó la camiseta gris que vestía.

— ¡No me toques! —Grité— ¡Ayuda! ¡Alguien que me ayude!

Los otros dos aguardaban atrás por su turno, él chico frente a mí se quitó la camiseta que llevaba puesta y comenzó a acercarse más a mí.

Puso sus asquerosos labios en mi cuello.

— ¡Quítate! ¡Me das asco! ¡Debería darles vergüenza!

—Robert, Drew. ¿Por qué no nos dan un poco de privacidad a Jorge y a mí?

Los dos tipos de atrás comenzaron a reírse y se alejaron.

No paré de moverme y patalear.

— ¡Suéltame! —Grité.

Comenzó a besar mi rostro el tipo que estaba frente a mí, y el de atrás acercaba su asqueroso miembro a mi trasero con ropa.

Una vez que se deshicieron de mis pantalones, mi sistema me advirtió que esto de buscar mi segunda oportunidad no estaba siendo justo conmigo.

—Jorge, Ve por el carro. Creo que daremos un paseo—Sonrió.

El tal Jorge, olió mi cabello y bajo sus manos a mi entrepierna.

—Demonios Harry, el paseo puede esperar, estoy más duro que nada amigo. —Dice el chico que me sostenía por detrás.

Mis lágrimas no cesaban, y mi nudo no dejaba que todo ese miedo saliera.

—Ahora. —Ordenó.

El chico de detrás soltó mi cuerpo y se alejó entre los arbustos. El chico frente a mí, me encerró entre su cuerpo y el árbol.

—Por favor déjame ir. —Suplique.

Comenzó a reír mientras besaba mi cuello.

— ¿Qué te hace pensar que te dejaré ir, si me costó tanto que nos dejaran a solas?

—P-Por favor, tú no quieres ser un violador, no eres malo. ¿Cierto? Tienes mucho por recorrer, prometo que si me sueltas, olvidaré todo, no te recordaré, no sabré tu nombre, ni el de tus amigos, pero por favor déjame ir.

Negó.

Comenzó a bajarme hacia el suelo, mis manos lo empujaban pero su agarre era fuerte. Con una mano me abrazó a su cuerpo y con la otra desabrochó su cinturón, con la navaja en su mano aun.

El metió su asqueroso miembro dentro de mi ropa interior y comenzó a moverse al compás. Sentí mi cuerpo elevarse repetidas veces.

De mi boca salían pequeños gemidos, y me odié por eso, porque no podía pasar esto, no podía estar sintiendo placer cuando están abusando de mi sexualmente. Y yo no lo hacía por gusto, mi cuerpo involuntariamente los producía.

Solté mi cuerpo en rendición, y con mi mano comencé a buscar algo que me ayudara a golpearlo. Di toquecitos al suelo, en busca de una piedra. Cuando sentí una, la aferre a mi mano.

—Sabía que te iba a gustar. —Mencionó con la voz ronca.

Mis lágrimas aún escapaban, y sin pensarlo dos veces golpee la cabeza de mi agresor con la piedra, cuando pude quitarlo de encima me levante, subiendo mi ropa interior y comencé a correr, pero en el primer paso que di, su mano detuvo mi pierna derecha haciendo me caer de nuevo, sentí ser perforada mi pierna y solté un gritó.

—No será tan fácil escapar. —Dice sosteniendo la navaja que esta encajada en mi pierna, su puño está lleno de sangre y rápido comienzo a patear su rostro con mi pierna izquierda. Logró zafarme y corrí sosteniendo mi herida. Mis pasos ahora eran más lentos debido a mi pierna herida, tenía que cojear, corrí sin detenerme, mientras apretaba mi pierna con una mano.

Tropecé con un tronco y comencé a rodar hacía un acantilado. Sentía como mi cuerpo estaba siendo golpeado por mil cosas a la vez. Cuando mi cuerpo se detuvo, no tenía la suficiente fuerza para levantar me, escuche unos gritos lejos que decían.

—Tenemos que irnos Harry. Esta muerta. ¡Pronto llegará la policía!

—Está muerta Harry. ¡Vámonos!

Y cerré los ojos.

>>

Mi boca estaba seca, mi cuerpo dolía, mi pierna ardía y mi vista era borrosa.

Y realmente no puedo creer que siga viva. Mi cuerpo estaba inmóvil, Traté de mirar lo mejor que pude pero era leve. No estaba más en el bosque, era una habitación. Y un chico de cabellera rizada y piel pálida estaba curando mi pierna con mucha dedicación. Y mis ojos se cerraron de nuevo.

Una vez que abrí mis ojos completamente contemple a mí alrededor y observe que era una habitación grande y lujosa, no era un hospital, era una casa. Una enfermera de aproximadamente veintitrés años estaba inyectándome algo en una bolsa que sostenía un tubo y se conectaba a mi mano.

La mire hacer su trabajo por algunos segundos. Y luego me miro descubriendo que había despertado.

—Oh bendito sea el cielo, ¡Has despertado!

— ¿D-Dónde estoy? —Dije ignorando sus últimas palabras.

—Estás en la mansión del señor Jackson. —Me respondió amable.

— ¿El señor Jackson? —Repetí.

Neverland | EspañolWhere stories live. Discover now