In the paradise 13.

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—Así que lo haces como un rey. —Sonreí burlona— ¿Terminaremos lo que detuviste? —Me reí comiendo mi fruta.

El no sonrío y se puso frente a mí.

— ¡¿Qué acabas de hacer?! —Gritó.

Borre mi sonrisa y  lo mire.

—Michael, yo solo quería ayudarte. —Me excusé.

— ¡No tienes ni la menor idea, en lo que te has metido! ¡Ellos te cazaran, te pisotearan y te destruirán! ¡¿Entiendes que significa eso?! —Dijo alterado.

Su mirada era profunda, sus ojos oscuros y su voz carecía de alegría o algo similar, su voz era omitida por todo ese angustiado nudo que acumulaba su rabia.

—No me importa, Michael. Si tiene que ser así, que lo sea. No te dejaré solo en esto. ¿Me oyes? —Dije bajando me del escritorio y acariciando su mejilla para poder que se tranquilizara.

— ¡Se te hace fácil! ¡Lo crees tan fácil! ¡Maldita sea! —Dice.

Se aleja de mi alcancé y me da la espalda, su camiseta negra desfajada y mojada llama mi atención, ahora sé que su padre se fue con la mentira bien creída.

—Michael...—Tomé su mano.

El no hizo nada, ni siquiera se giró, su incomprensible reacción me molesta, sinceramente, lo hice para que el estuviera a salvo, lo hice por él. Y en cambio se molesta...

Lo suelto y lo miro molesta.

— ¿Cuál es tu maldito problema Michael? —Dije— Estoy regresándote el favor que te debo.

Se gira más tenso y sus ojos están llorosos.

— ¡¿Cuál es mi maldito problema?! —Repite— En que en menos de cinco segundos, te hundiste hasta el cuello. —Hace la mímica con su mano como si le cortaran el cuello.

— ¡¿Y que si lo hago?! —Dije molesta.

— ¡Tanto me costó tenerte escondida, para que de la nada, estuvieras escuchando una conversación que no te incumbía y hayas actuado como una...!—Se detuvo.

Sentí una pulsada en mi pecho, no era posible que se estuviera comportando así, todo mi plan en mi mente era mejor que esta mierda.

— ¡Dilo, Michael! ¡Como una golfa! ¡Grítalo! ¡Como una sinvergüenza! —Dije con los ojos llorosos— Esperaba un maldito "Gracias, Elizabeth, me has salvado el trasero" —Tragué duro— ¡Pero sabía que era tan jodidamente bueno para ser verdad! ¡Eres el rey del pop, como podrías fingir salir con alguien que no tiene donde caerse muerta!

Él se quedó en silencio. Y negó.

Suspiré.

—Cumpliré con los compromisos que te he generado tanto con la prensa como tu familia, después me iré y no volveré a causarte problemas. —Dije y salí de su despacho en dirección a mi habitación y me tiré en mi cama.

Mi cuerpo emana coraje, decepción, humillación, todo ese tipo de sentimientos y emociones que la gente normal siente cuando todo se viene abajo.

Sé que he metido a Michael en un asunto más, en el cual él no quería estar involucrado, pero lo hice por él. Lo sé, estoy consciente, debí hablarlo con él, debí haberle dicho pero ¿Cuándo? ¿En qué bendito segundo? Si estaban punto de quitárselo todo.

Al pasar las horas, cenamos juntos sin mencionar ninguna palabra. Recogí mis trastes y los lleve a la cocina para  lavarlos, agradecí a Casandra por la cena,  Michael no había cumplido su parte de cocinar para mí y sé que era muy obvio el por qué.

Era temprano, el reloj marcaba las ocho cuarenta y cinco de la noche, pero no tenía ánimos para estar despierta así que me acosté a dormir.

Aún tenía el nudo en mi garganta, pero no podía hacer nada para deshacerlo, no podía hablar con Michael porque sabía que él no lo entendería, sin embargo Casandra estuvo preguntándome ¿Si estaba bien? ¿Si quería desahogarme? Y le dije que no, no quería hacer el problema más grande.

Mis lágrimas comienzan a caer tras el sentimiento que he guardado desde la tarde, siempre he creído que llorar sola en la noche es bueno y necesario, después de toda la mierda que llevas en el día para eso Dios hizo la noche para descargar toda esa carga, la noche es para sacar nuestro lado íntimo, nuestro lado oscuro, nuestro lado triste y lo nuestra impotencia. Gracias Dios por crear nuestras noches a la perfección.

"Las noches se hicieron para ser nosotros mismos, para descargar nuestro lado íntimo, nuestro lado oscuro, nuestro lado triste, nuestra impotencia y a veces nuestro lado más salvaje"

Te amo noche...

Tocaron la puerta y no respondí.

— ¿Elizabeth? ¿Estas dormida? —Pregunta Michael.

Y me quedo callada. Mi corazón se detiene un milisegundo y  comienza a acelerarse, las lágrimas se detienen y siento que mi voz se ha ido.

Él cierra la puerta  y escucho sus pasos. La cama se empieza a sumirse poco. Y el termina a mi lado, mantengo mis ojos cerrados, no quiero comenzar una pelea, no quiero que él me odie o que deje de hablarme, así que cierro los ojos para poder concentrarme en el dulce sonido de su voz.

—Escucha...—Dice con una voz triste— no puedo dormir, me siento mal, sé que tú solo querías ayudarme, y yo fui un completo idiota, no fue mi intención hablarte así. —Suspira— Yo solo no quiero que te hagan daño, no por mi culpa, quiero mantenerte a salvo siempre. Y que nadie más ponga una mano sobre ti. —Siento su mano acariciar mi rostro— Perdona me, siento mucho que pienses que soy la peor persona del mundo, pero no quiero que ellos te destruyan, no como lo hicieron con Lisa. Eres tan fuerte pero tan frágil a la vez, eres paz y después eres rebeldía, eres valiente y con un corazón tan grande como el universo, no es que no te lo agradezca, te lo agradezco con todo mi corazón, pero no puedo quedarme con los brazos cruzados esperando a que ellos vengan y te lleven a bajo.  Oh, debes pensar que soy el peor idiota del mundo.

Abro mis ojos y lo miro.

—No lo pienso, Michael.

Él me sonríe.

—Ven acá—Dice y me abraza— Perdona me, te agradezco que estés haciendo todo esto por mí, significa mucho que alguien haga esto por mí. Eres increíble. Y te debo una cena. —Sonríe.

Me escondo en su pecho y asiento.

—Con dos copas de Champaign—Digo en un berrinche.

—Será una botella completa, Elizabeth. —Sonríe, puedo notarlo por su tono de voz. — Y fresas con chocolate.

Nuestras respiraciones son lo único que se escucha después de que Michael dijera su última palabra.

—Michael, me iré este viernes...—Dije sincera.

— ¿Qué te ha llevado a esa decisión? —Dice— Te he pedido perdón, todo está bien ahora ¿No es verdad?

—Sí, es cierto pero te prometí que me iría.

—No puedes hacer me esto. —Dice.

—Michael, te ayudaré con lo de la prensa. Y públicamente me terminaras el viernes y desapareceré de tu vida. —Lo miro—Te hice una promesa.

—Si esa es tu decisión no la cambiaré—Dice y me mira.

—Gracias. —Digo.

Estaba aún molesta con él, y deseaba tanto que me pidiera que me quedara, pero no lo hizo.

—Buenas noches Beth. —Besó mi frente y se bajó de la cama.

Escuche la puerta cerrarse suavemente y cerré los ojos.





¡Todo el amor para cada uno de ustedes, muchas gracias por el apoyo! Con mucho amor: ¡Jackey!

Neverland | EspañolWhere stories live. Discover now