Una vida siendo omega no siempre es de agradecer, menos aun cuando estas en las fuerzas militares de Japón.
Naruto un omega capacitado, decide entrar de forma voluntaria a un campamento donde su vida sera un infierno, solo para demostrar que los ome...
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Shikamaru le miraba serio desde lejos, y sabía por qué lo hacía, su aspecto no era el mejor, sabía que tenía grandes ojeras que cada día se tornaban más oscuras, pero no había querido comentarle nada a ese estúpido alfa... No quería que nadie se enterara del miedo que lo tenía despierto cada noche.
Pensó que con la pequeña lagartija muerta pararían las cosas, pero no... Solo habían empeorado, hasta el punto de amanecer con una daga muy cerca de su cabeza.
Evitó dormir en esos últimos días para tal vez ver quien era la persona que entraba a su cuarto. Estaba cansado e irritado, era una bestia lastimada, su rendimiento estaba afectado un poco, pero nadie parecía meterse directamente con él.
− ¿Qué pasa contigo omega?−preguntó Shikamaru.
−Nada− bramó suave, viendo como Gaara sonreía sínicamente, y como Tobi estaba secundándole desde una esquina de la cabaña, ¿acaso esos dos eran los responsables de todos esos actos?
No podía evitar recorrer la mirada por todos lados a la defensiva por si alguien se atrevía a acercarse a sus espaldas y atravesarle una daga. Se erizó por completo y saltó cuando Shikamaru le tocó.
−Tranquilo−dijo más suave de lo que esperaba− Necesitas descansar...
−Estoy bien−empujó a Shikamaru fuera de su espacio, entonces Sai les miraba a ellos con seriedad, y su ceño fruncido decía todo.
Se acercó con sigilo, y entre Shikamaru y Sai se dieron una mirada tan cómplice que a Naruto se le revolvió el estómago.
−¡Se conocen! –dijo alterado.
−Es un tema que no hablaré contigo−dijo Sai, luego miró a Shikamaru.− Llévatelo y haz que duerma un poco.
−Pero...
No fue consiente como Shikamaru agarraba su cuello de una manera dolorosa haciendo que chillara con fuerza, para luego ver todo negro, lo último que vio fue la fea expresión de preocupación de ambos alfas.
Cuando despertó sintió su pequeño cuarto apestar a Shikamaru, este estaba sentado en el suelo haciendo guardia y por un momento se sintió tranquilo y se permitió relajar el cuerpo, sin saber muy bien se acurrucó de nuevo y cerró sus ojos tratando de dormir, cuando recuperó un poco la consciencia puedo sentir el peso de todo lo que había pasado.
−¿Por qué no me dijiste que estabas siendo hostigado?−Fueron las primeras palabras que Shikamaru había mencionado.
−No necesito tu ayuda...
−...
El silencio se hizo presente entonces Shikamaru se levantó del suelo y agarró su chaqueta.
−Entonces si no quieres que te joda−dijo fuerte casi cruel− Vas a entrenar conmigo para controlar a tu bestia... Así me demostrarás que no necesitas que te cuide, porque mientras solo manejes la parte humana, serás un blanco tan fácil para cualquiera que quiera lastimarte.
