TIMOTHÉE

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La alarma suena a las seis de la mañana como es habitual y en la pequeña y modesta habitación sólo hay una cama lo suficientemente amplia como para que dos personas duerman cómodamente, en una de las esquinas de la habitación hay un pequeño librero con la pequeña pero no despreciable colección de libros y novelas que ha ido reuniendo con los años. Es un lector compulsivo y le da lo mismo leer sobre hombres lobos que se enamoran de vampiros, de magos que juegan baloncesto sobre sus escobas o sobre los últimos avances en prótesis oculares hechas a base de plástico reciclado. 

A un costado de la cama, está el pequeño escritorio que utiliza para escribir en su laptop sobre sus vivencias en Paris en el colorido blog que publica semanalmente; sobre la cama, pegadas en la pared, algunas fotografías de sus lugares favoritos en la ciudad, un pequeño parque en cuyo centro hay una pequeña fuente  que se suele congelar en invierno, o el pequeño café en una esquina de una de las avenidas más concurridas de la ciudad, donde los dueños cada tarde se apoderan de la acera sacando mesas y sillas y una pequeña banda de rock toca baladas para no morirse de hambre.

La alarma en su teléfono sigue su melodía, junto a este, la única foto que posee con su familia, están frente a la Torre Eiffel, en ella lucen sonrientes y felices. Sólo eran ellos dos y su madre, de su padre poco sabían y su madre guardaba celosamente el secreto de su paradero. 

Estira su cuerpo perezosamente aun sin abrir los ojos y sus suaves rizos castaños que lucen un poco más alborotados que de costumbre se asoman fuera de la gruesa colcha, saca una mano debajo de su placentero y tibio escondite por completo, intentando localizar a tientas el insistente celular, cuando por fin lo logra hacer, lo toma con cuidado, sus manos pueden llegar a ser algo torpes y las cosas se le suelen resbalar con gran facilidad. A su mente regresan difícilmente fragmentos de su último sueño, son borrosos pero puede recordar estar con una gran familia, una tan grande como le hubiera gustado tener; se encuentran en un balneario de agua mansa, el habla sobre ser caliente con un chico delgado, de bonita sonrisa de conejo; como ese sueño ha tenido muchos, tan vividos que desde hace un año ha comenzado a considerar que más que sueños sean  recuerdos de una vida pasada.

--¡Tée, se te volverá a hacer tarde! --escucha la voz de su hermano mayor desde el otro lado de la puerta, los dos comparten el piso desde hace cinco años, se los ha heredado su madre ya que ella debido a su trabajo suele viajar seguido y a penas logra poner un pie en la ciudad para las fechas importantes.

--¡¡Ya!!--contesta con pesadez a la vez que se sienta perezosamente en su cama, por un par de minutos se queda con la vista perdida en sus pálidos pies sin mirarlos en realidad, su mente divaga por unos pocos minutos, pensando en la razón por la que es necesario levantarse tan temprano para ir a trabajar un lunes por la mañana --no vuelvo a beber más --promete por tercer lunes consecutivo, como lo viene haciendo cada mes desde que su memoria le permite recordar. Por fin se decide poner de pie, después de reunir toda la fuerza de voluntad que pudo, se tiene que poner en acción sino quiere que Gastón, su irritable hermano mayor le intente tirar la puerta de su habitación por cuarta vez esa mañana.

Salió de su cuarto tal y como su madre lo trajo al mundo, es un privilegio que él y su hermano suelen disfrutar mientras su madre no esté de visita, no se apenan de mostrarse desnudos entre sí, y siempre es motivo de risas y burlas cuando alguno de los dos aparece con su arma cargada y lista para disparar. Se sostiene de la pared y camina lentamente hasta el baño, siempre apoyado de la pared, definitivamente le urge sentarse un rato en el inodoro, el retorcijón en su estomago así se lo anuncia, aprovecha para revisar su Instagram, no recuerda mucho de lo que hizo ayer, por lo que espera no encontrar otro video suyo haciendo el ridículo mientras navega por la app. --¡Ramiro vendrá a la ciudad de vacaciones! --le grita a su hermano con la emoción de un niño al recibir un regalo, estando aun sentado en el inodoro.

AdicciónWhere stories live. Discover now