AMAPOLA

592 55 32
                                    

--Vamos, Temo, te mostraré donde dormirás desde ahora-- Le dijo la risueña mujer, después que Linda saliera.

--No es necesario, de verdad Polita, sólo seré una carga. Me bañaré y pondré ropa limpia y luego me iré-- Temo estaba en la entrada del cuarto con los hombros encojidos, los ojos clavados en el piso, mientras, se agarraba un codo con la otra mano, gesto que solía hacer cuando estaba bajo mucho estres --Tengo algo de dinero ahorrado, viajaré a Toluca con mis tías y hermanos mayores.

--Temo, por favor. No seas tan duro contigo, mira aquí está tu ropa en este ropero, tus libros y mochila aquí; y tu lactop aca-- le decía, mientras, señalaba con emoción donde estaba cada cosa.

Lo miro, sabia que estaba sorprendido, hasta ella lo estaba. Hasta hace unos meses atrás jamás se hubiera creido capaz de llevar en sus hombros un negocio, y ahora no sólo tenía el valor de enfrentarse a la bazofia que tenía por marido, sino que sabía que podía hacer grandes cosas por si misma.

--Ven-- palmeo un lado de la cama para que Temo se sentara. --¡Ven!-- insistió cuando vio que Temo no se movía de la puerta, extendiéndole la mano con la que lo llamaba; el chico caminó tímido. Le pareció más pequeño, más delgado, más fragil. Lo miró con ternura, con ojos con los que sólo una madre lo miraría.

Le pasó un brazo por la espalda y en un movimiento rápido lo hizó recostarse en sus piernas. --No entiendo-- comenzó a hablar, rompiendo el agradable silencio de la habitación --sabes que no soy una mujer muy lista, y por años el patán de mi esposo se encargó de minar mi autoestima pero ya no. Lo que pasó con Pancho y tu, ya sabrás cuando sacarlo pero lo que ocurrió con mi Aris, sí-- Polita sintió el cuerpo de Temo tensarse con lo ultimo --necesito saber que ocurrió-- finalizó.

Luego de varios minutos que le paresieron años a los dos, Temo se decidió hablar --Yo, yo lo siento Polita, sólo atraigo problemas. De verdad sólo me bañare y buscaré donde ir-- Temo temía mirarla a la cara, luego que ninguno de los dos dijera algo, Temo abrió la boca.

--¡Ay Polita! Todo está relacionado, lo de Ari, lo de mi Papa... lo de Pancho-- recordó que su padre le había prohibido volver a llamarlo de esa manera --Y todo lo que está pasando es sólo por mi causa.

--Al inicio creí que sólo me había deslumbrado-- sorprendió a Polita, que no esperaba que comenzara a hablar tan pronto --Ari, tiene muchas cualidades que el ignora poseer, es un poco menso pero eso lo compensa con otras cosas. Y son esas cualidades que sin querer me enamoraron-- al terminar de decir esto se levantó de un salto y se alejo de Polita, que, seria, lo miraba --Yo soy gay, intente besar a Ari y por eso Pancho me botó-- agachó la cabeza, sentía aquellos ojos claros de la mujer clavarse en su ser como alfileres.

Polita se levanto lentamente, había palidesido y sentía un ligero temblor en todo su ser. Dio unos pasos en dirección a Temo, y vio como este instintivamente se cubría el rostro con los brazos --¡no por favor, perdón, perdón!-- lo escuchó decir, sin duda estaba llorando otra vez.

Sintió que si no hacía y no decía algo pronto, aquella alegría que irradiaba el chico se perdería por completo. Sin dudarlo ni un segundo, lo abrazo con fuerza. --No, no, no, tu no tienes que pedir perdón de nada, ni a mi, ni a nadie-- lo apretó más, trasmitiéndole todo el calor que como madre le podía dar
--sentemonos, platiquemos tranquilamente, le dijo --ahora, mi obligación es cuidarte, ayudarte a ser feliz, yo lo sospechaba pero no estaba segura. ¡Ay, Temito!-- dijo con un suspiro --como me hubiera gustado que el Aris y tu fueran pareja, se ven tan hermosos juntos-- Temo, que hasta ese momento la miraba con atención y con la boca abierta, no podía creer lo que escuchaba de la boca de Polita.

--Dale tiempo a tu papá, Temo --cambió de tema rápidamente --le va a costar cachar la idea que la vida que trazó para ti, no es la que vas a seguir. Tenle un poquitito de paciencia, si?-- le tomo las manos, estaban frias y temblorosas, mientras, dedicate a ser tu mismo. --Mirate-- le dijo acariciando su mejilla y señalando su reflejo en el espejo --eres listo, noble, alegre, un buen hermano y guapo pero lo más importante, Temo, eres único, por que en este mundo de nubes grises, eres el arcoiris, Temo-- Polita no sabía de donde había sacado tales palabras pero se percató que cada una de ellas había servido. La culpa en el rostro de Temo había desaparecido.

AdicciónTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon