LINDA

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Lo encontró sentado en la pequeña mesa de la cocina, con la mirada perdida en el vaso de agua que tenía delante, estaba rojo y las lagrimas rodaban sin control por sus mejillas.

Por un segundo pensó en preguntar si estaba bien pero frenó ese impulso. Sonaría como una estúpida, ¿quién estaría bien en esa situación?

En silencio, tomo la silla que se encontraba al lado de Temo y se sentó en ella. Lo tomó en brazos y lo apretó contra su pecho. Era un niño, había perdido a su madre al nacer y ahora su padre lo corría de la casa sin ninguna compasión pero ella sabía que había algo más. Lo había notado en las miradas que su primo y el habían cruzado minutos antes. Lo había notado en todas las miradas cómplices que ambos compartían, cada vez que con una simple sonrisa se decían que todo estaría bien. 

--No llores, Cuauhtemoc, el no se lo merece-- le dijo mientras lo apartaba un poco para mirarlo a los ojos. --Ya verás-- prosiguió --más adelante encontrarás a alguien que te valore, y en ese momento esa luz que irradias de manera tan hermosa, se convertirá en un sol que nos iluminará a todos. Recuerda esto Temo, siempre la hora más oscura es justo antes del amanecer. A demás-- dijo mientras le secaba las lagrimas de las mejillas con los pulgares --cuando el menso de mi primo se de cuenta de que te perdió, ya será muy tarde.-- sentenció Linda con su mejor sonrisa. Sin saber que en parte le hablaba a Temo sobre su futuro.

Temo, por su parte no salía de su asombro, no creía que fuera tan obvio con lo que sentía por Ari. --Lo siento dijo mientras salía de la sorpresa pero Ari no es...-- Linda le puso un dedo en los labios haciéndolo callar.

--Se porque te lo digo, "primito nuevo"-- se levantó, mientras le daba un leve golpe con el dedo indice en la nariz. --Ven, tendrás ganas de cambiarte y darte un baño-- antes de que Temo, dijera algo lo agarro de una de las manos haciéndolo levantar y lo hizo caminar tras ella.

--Aquí esta mi "primito nuevo" abue. Como supongo que Polita citó a los Córcega que quedamos a la hora de la cena, tendré que ir al mercado a comprar más ingredientes-- dijo Linda, dejando a Temo en medio de la sala, intentando ofrecerse a acompañarla pero cuando reaccionó ya la chica no estaba.

--Pero que energías le ha nacido hoy a esta niña-- les dijo Imelda, mientras reía a todo dar.  

Su abuela le tenía gran cariño y generalmente la apoyaba en todos sus caprichos pero cuando se enteró que tenia en secreto una relación con Axel, el hijo mayor de la medio hermana de su padre, casi termina en el hospital. Les prohibieron verse, le confiscaron el teléfono y prácticamente quedo en arresto domiciliario.

La atmósfera con sus padres y su abuela se vino a normalizar cuando apareció en escena Íker, el profesor de teatro de la escuela a la que acudían sus sobrinos y primos.  Sin siquiera darse cuenta terminó enamorada de los dos, viéndose en secreto con Axel mientras ante su familia y en publico compartia con Iker. 

Al salir del edificio de los Córcega, tomó un taxi hasta el lado opuesto de la ciudad,  se bajo ante un modesto y discreto  edificio de tres plantas, se acomodo el pequeño traje negro con flores blancas bordadas en el pecho que usaba aquel día. Seguía el luto impuesto por su abuela Imelda pero sin perder el estilo, solía decir. Se esponjó un poco el cabello rubio antes de tocar el timbre. Nadie abrió, volvió a insistir.

--Voy, voy, que intensos-- escuchó gritar a Axel, sin duda venía bajando las escaleras.

--¿Mi amor, y tu llave?-- le dio un piquito y le sonrió. Mientras se quedaba parado en la puerta. Vestía un pantalón de pijama muy corto.

--La paz en el edificio por fin se terminó, ya volvimos a ser los mismos alocados de siempre. ¿Bueno me vas a dejar pasar o me tendrás aquí todo el día?-- soltó mientras le daba un leve empujón y cruzaba la puerta. Sin esperar que Axel cerrará la puerta, se bajo la cremallera del traje y lo dejo caer por las piernas. Llevaba una delicada lencería de encaje negro que provocó en el acto una erección en su primo.

--¿Amor? ¿Quién era?-- Escuchó aquella voz desde la habitación. Se giró y vió a Axel, inquisitivamente, con la boca abierta y las manos en la cintura.

--¡Linda!-- dijo Íker bajando las escaleras, venía desnudo y con el grosero miembro erecto. 

La chica camino hasta el, tomando el enorme miembro entre las manos antes de darle un beso en los labios. --Han estado jugando sin mi de nuevo, venía por esto-- dijo linda antes de sentir como Axel la abrazaba por la espalda y le besaba la nuca y los hombros.

--Tienes mucha ropa cariño-- dijeron los dos hombres a la par mientras cada uno le quitaba una prenda distinta...

Todo había iniciado como una simple broma el día que ambos descubrieron que compartían a la misma chica. 

--Lo siento, no me puedo decidir por ninguno de los dos, los amo a cada uno por igual-- les dijo descaradamente a los dos. --Tendrán que aprender a compartirme, tomenlo o dejenlo-- lo había dicho como una broma, jamás pensó que aceptarían y no sólo eso con el paso de los días y en cada uno de sus encuentros ellos se fueron abriendo más hasta el día en que los dos se besaron mientras linda los observaba emocionada, desde ese día todo fue más cómodo en la cama. Sin darse cuenta ambos hombres se enamoraron, Axel, terminó mudandose al pequeño Loft de Íker y Linda los visitaba regularmente.

--Y así están las cosas en el edificio Córcega-- decía Linda mientras se secaba las puntas del cabello al salir del baño.
--Jamás creí que Pancho Lopez, podría actuar de esa manera. El pobre Temo estaba muy alterado. Deberías hablar con mi tía Susana, Axel. Pancho es muy inestable. No quiero ni saber que hubiera ocurrido si Robert no hubiera llegado.

--Lo que nos cuentas es muy intenso, cariño pero Susana no oye de razones cuando de Francisco López se trata-- dijo Axel, mientras se arreglaba para salir. Se había comprometido llevar a Linda hasta el mercado; aunque preferiría que fuese Íker el que lo hiciera. Recibir a Íker dos veces esa mañana había minado sus fuerzas.

AdicciónWhere stories live. Discover now