CUAUHTÉMOC

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Advertencia
Capítulo con contenido sexual explicito. Las partes con sexo estarán en cursiva, para los que no la quieran leer y para los que son menores de edad(como si fueran a hacer caso y no lo van a leer igual), no quiero quejas, ni comentarios como: ¡"qui izqui"! Si aún así lo leen es bajo su propio criterio.

Sin más comencemos.

A veces, en el peor de los momentos, en medio de  la desesperación, tomamos la peor decisión y confiamos en la persona menos indicada.
 


El sol salió perezoso como todas las mañanas desde hacia dos meses pero por la ventana de la habitación de Temo entraba con tanta intensidad como una mañana de verano.

Hubiera preferido seguir durmiendo, al menos en sueños su cuerpo no le pedía a gritos unos rayazos. Despertar cada día y no poder hacerlo para Temo representaba un completo suplicio.

Comenzaba con un casi imperceptible dolor de cabeza que iba aumentando en intensidad conforme pasaba el día, al principio había intentado en vano reemplazarla con café pero eso sólo funcionó los primeros días y tomar más de veinte tazas era un atentado para su sueño al llegar la noche. Para el último día de el estropicio el dolor era tan agudo que hasta el sonido de las alas de una mosca resultaba insufrible.

A pesar de que los días eran frescos incluso fríos en ocasiones, debido a la lluvia incesante, Temo parecía estar en la mitad del mismísimo infierno a diario, bajo su pálida piel, sentía que su corazón bombeaba magma a todo su cuerpo en lugar de sangre, definitivamente no era la calidez agradable que le provocaban los Panditas extasiados de Matías.  Muchos días amaneció bajo las suaves gotas de la regadera, buscando apaciguar aunque sea un poco el fuego que lo consumía por dentro.

Había comenzado ha odiar a Diego y a Ari, ambos chicos no se le despegaban ni un segundo a lo largo del día, parecían dos garrapatas pegadas a su espalda; debido a ellos sufría a diario. ¿Acaso no entendían que necesitaba tan sólo un poco de ese maldito polvo? ¿Qué necesitaba sentirse flotar como en un mar de nubes?

El efecto que en él provocaba era extasíante, nublaba totalmente sus sentidos y lo enviaba a un lugar muy lejos donde el dejaba de ser Temo y se volvía uno con el todo y a la vez, se hacía nada. Un lugar donde no sentía ni dolor, ni culpa.

Si tan sólo pudieran comprender que lo único que necesitaba era un poquito para poder olvidar. Si se pusieran en su jodido y cada vez más maldito lugar, no fueran tan ojetes y lo dejarían ir con Matías, y así  comprar polvo suficiente pero no, esos malditos cabrones, preferían verlo morir poco a poco cada día, regodearse con su sufrimiento.

Y es que no podían ser más obvios con sus malditos sentimientos, le quedaba claro que el resultaba ser el mal tercio en ese trío, lo había notado en las miraditas que se daban entre sí sus dos supuestos amigos; las sonrisas cómplices que compartían cuando creían que el no los observaba,  incluso, los había oído murmurar entre ellos cuando él fingía haberse quedado dormido cuando se reunían en las escaleras, que solía ser casi a diario; no les había logrado comprender nada pero estaba seguro que se burlaban de el, de su manera de sudar debido a la falta de droga en su organismo  y en ocasiones tiritar por ello.

Incluso había comenzado a temer por su vida, algo le decía que en el momento menos esperado, Diego lo tiraría por las escaleras, como una mala imitación de telenovela ochentera, o Ari aprovecharía la confianza que tenía y entraría a su cuarto mientras dormía para apuñalarlo.
Sin sospechar siquiera que la muerte lo buscaba por otros rumbos.

AdicciónWhere stories live. Discover now