TEMO

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Capítulo para lectores con criterio formado. Si no sabes diferenciar entre ficción y realidad por favor abstenerse de leer. Gracias 😊

Cautiverio

Un año y tres semanas antes

Temo despertó con una terrible resaca a la mañana siguiente, sentía la boca pastosa, el dolor en su cabeza era como si se la estuvieran taladrando, y lo peor era el terrible mareo y las consecuentes náuseas. Abrió los ojos pero todo estaba a oscuras. Le dolían las caderas y el recuerdo de todo lo que había ocurrido la noche anterior se hizo presente.

Recordó a Doña Imelda, muerta en su sillón y a Gabriel, en medio de un charco de su propia sangre aún sonriéndole por haber cumplido la promesa que le hiciera. Recordó su llegada a "La Galera" y lo divertido que fue pasar el rato junto a Diego, hasta el gran abismo que había en su memoria entre lo que había ocurrido en aquel antro y el cómo habían llegado al departamento de Michael; fue en ese preciso instante que recordó por que le dolían las caderas, Michael, ese demonio de ojos verdes, lo había drogado y violado, recordaba cada segundo de ese momento,  su viscosa lengua recorrer su cuello e introducirse viperinamente en sus oídos,  sus suaves manos apretujarle y retorcerle los pezones hasta casi arrancárselos, recordó ese horrible dolor en su pecho tras esas caricias salvajes, también recordaba el asco que sintió al recibir su lengua dentro de sus labios y como había intentado arrancársela de un bocado pero su cuerpo no reaccionaba, la lasciva boca abandonó la suya y regresó a su cuello donde se pegó como una sanguijuela hasta dejarle marca --"para que sepan que tienes dueño" -- le había dicho su victimario antes de seguir descendiendo hasta sus pezones donde chupó y mordió con la misma rudeza con la que se los retorcía. --"¡por fin, por fin, no sabes lo tanto que he deseado que ocurra esto!" --para ese momento ya sus dedos entraban y salían de él sin preparación ni el menor de los cuidados, recordó como lo obligó a mirarlo, mientras, con una sonrisa burlona entraba en él y con violencia lo tomaba, no se podía mover, había intentado que eso culminara, defenderse aunque eso lo matara pero lo único que pudo hacer fue mirar a la luna a través de la ventana y pensar en Ari, mientras, aquel demonio llamado Michael devoraba su cuerpo sin piedad. Olvidó las veces que lo tomó hasta quedarse dormido, cada una más violenta que la anterior; sería lo primero que su mente olvidara por voluntad y como mecanismo para conservar la cordura. En  ningún momento Michael buscó que él sintiera placer, fue egoísta, salvaje y como sólo él podía hacerlo, luego de utilizarlo lo tiró en ese agujero a que se pudriera en vida.

Intentó sentarse en aquel duro camastro pero el dolor era muy intenso y con un quejido desistió.

--¿Temo, estas despierto? --era una voz conocida, y el sólo hecho de oírla también en ese lugar lo entristeció mucho más.

--¡Diego, yo... lo siento, lo siento mucho, amigo! --también sabía que no sólo él había sido violado. Balbuceaba cada palabra de manera que Diego no comprendía pero conocía el significado.

A Diego no le había ido mucho mejor, lo había escuchado gemir de dolor al otro lado de la habitación, había tenido que escuchar como le robaban a su mejor amigo su primera vez, que con tanto celo había guardado para aquella ocasión especial con su plangano, el apodo cursi con el que llamaba a Mateo, su novio.

Ahora estaba más que convencido de que Audifaz tenía razón y él no hacía más que traerle infortunios a los que lo rodeaban.

--"¡Va ha vomitar!" --alguien había advertido a Diego justo a tiempo para que alcanzara a colocar un tinaco entre sus piernas, antes de que sin poder evitarlo volteara todo el estomago.

AdicciónWhere stories live. Discover now