D I E C I O C H O

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Lola; 

El efecto del alcohol comienza a hacerme efecto, pero aún estoy en ese punto intermedio donde, elijo entre perder la poca dignidad que me queda, o ahogarme en el fernet que Duki prepara a la perfección. 

Estoy en la gira de Modo Diablo por el interior de Argentina, y en este momento nos encontramos en Neuquén, y de paso, nos quedamos a dormir en la casa del Cerreo. Nos quedábamos acá por un finde, y recién vamos por Viernes de tarde, mamados hasta el culo. 

Concentré mi vista en un punto fijo de la pared, mientras tomaba el último sorbo del hermoso fernet que preparo el señorito Lombardo. La cara de Valentín aparece como un flash y su sonrisa me llama toda la atención. 

Esa sonrisa que tenía cuando estábamos juntos, el destello en sus ojos mientras se reía por mis malos chistes. Su cara de preocupación en mi primera vez; la misma primera vez que lo hizo ganar guita. Mi primera vez que para él fue una simple apuesta. 

El simple hecho de pensar que todo lo que me pertenecía a mi, ahora lo tiene otra, y por otra, me refiero a mi ex-mejor amiga, eso dolía y me provocaba un gran nudo en mi garganta, que complicaba aún más el traslado de saliva en mi garganta y poder hablar sin romper en llanto. 

Intenté calmarme, pensando en como estará pasando Paulo en Estados Unidos, pero eso me puso aún peor. Lo extrañaba y más lo necesitaba a mi lado, necesitaba que me consolara como las primeras veces que lloré frente a él, por culpa del morocho, nuevamente. 

¿Por qué volviste, wos? 

Miré con atención mi vaso y deducí que necesitaba más alcohol para pasar este mal momento de una vez, y eso hice.

-¡Cerreo, pasa el vodka!- Grité con fuerzas y la voz quebrada, acaparando la atención de los chicos. 

-Ahí va, reina- Dijo mirándome con una sonrisa. 

Yo no le devolví el gesto, pero prepare mis manos estirándolas hacia el frente, esperando que él caminara para entregarme la botella, pero nunca sucedió. En cambio, el capo de C.R.O, la tiró por el aire y por suerte, pude agarrarla. 

-¿Sos pelotudo? La plata al pedo vos, eh- Reté y todos rieron. 

Claramente estaban uno más en pedo que otro, y fumados hasta la médula, y eso, evidentemente les complicaba que sus neuronas funcionen de forma correcta. 

Destapé la botella y tomé de una todo su contenido. Quedaba poco para terminar la botella, y el fondo blanco me descolocó, quedando más en pedo que todos los que estaban en la habitación. 

Reí cuando todos comenzaron a abuchear, diciendo mi nombre y riéndose por sobre la música. Agarré por inercia otra botella de vodka que encontré, cerca de Cazzu y la tomé, sin importarme que ella estuviera tomando antes. No se quejó, por lo tanto, no tuve que retener mis movimientos. 

Me la llevé a la boca y tomé, sin importarme las consecuencias mañana al despertarme. Seguramente despierte con un dolor gigante en la cabeza, pero tenía que olvidar la cara de Valentín, y si esto funcionó cuando más dolida estaba, ahora también.

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Bailaba sobre la música de reggaeton que habían puesto hace más de media hora. Todos reían y yo bailaba sin pensar en nada ni nadie. 

El pedo que tenía apenas me habilitaba los movimientos, pero lo hacía aunque me costara. 

Sonreía a la nada y cuando miraba a un costado, lograba ver a Duki siempre mirándome con una sonrisa pegadiza en el rostro. Sin dudar, me acerqué a su persona y me senté encima, teníamos la suficiente confianza como para hacerlo. 

-¿Todo bien, Duketo?- Le pregunté al oído, a causa de la música a volumen muy alto. 

Él asintió y pude ver como se tensaba dada mi cercanía. A mi no me molestaba, y tampoco tenía mucha conciencia de eso, ya que no podía pensar con claridad. 

Él me toma de la cintura, sorprendiéndome en el acto. Lo miraba a los ojos y él a mi, mientras sin darnos cuenta nos acercábamos el uno al otro. 

-¿Estás segura, Lo? No quiero que chapemos y mañana te arrepientas- Dice acariciando mi cachete con delicadeza. 

-No pienses en el mañana, si después me arrepiento, al menos tuve el placer de chapar con el amado Duki- Reí. 

Él rió también y me miró con cierta desconfianza, pero igualmente acotó sin verguenza. 

-¿Qué te haces? Si bien que hemos chapado unas cuentas veces- Guiñó un ojo y yo me reí nerviosa. 

Me escondí en su cuello y sin poder controlar mis impulsos, le hice un pequeño chupón en esa zona. 

Me sacó de mi escondite y sin volver a dudar, estampó sus labios contra los míos. Movíamos al mismo ritmo, suave al principio y con el paso de los segundos, íbamos aumentando la velocidad. 

Pidió permiso pasando su lengua por mi labio inferior, y abrí un poco más mi boca tomándolo de la nuca, dándole el total pase a su lengua. 

Agarré su pelo entre mis dedos y lo tiré para atrás, dejándolo con una sonrisa mientras chapábamos. Cuando siento que ya no puedo aguantar más el aire, me separo y terminamos el beso con un pequeño pico. 

-El duko lo hizo de nuevo- Dije susurrando. 

-Sos una tarada- Rió y yo me contagié de su risa. 

Intenté pararme, pero me prohibió el acto, tomándome con sus dos manos de la cintura y volviéndome a sentar en sus piernas, esta vez con cada una de mis piernas a cada lado de él. 

Volvimos a chapar, pero esta vez no subimos de intensidad en ningún momento. El chape era lento, suave y como si nos quisiéramos, pero ambos sabíamos que esto era de a ratos y cuando ambos estábamos en pedo, después volveríamos a ser los amigos de siempre. 

-¡Mauro sos un pajero!- Gritó una voz masculina a mis espaldas. 

Me separé asustada y vi a Neo, mientras lo fulminaba con la mirada y yo lo miraba sin entender porque gritaba eso, y más con esa intensidad. 

Me paré con dificultad, los dos chicos aún se veían como si se odiaran, pero intenté pensar que lo hacían por el pedo que tenían, y no porque se odiaran verdaderamente. 

-¿Yo? ¿Qué hice? Dale, decime, ¿qué mierda hice?- Pregunta, parándose también. 

-Sabes perfectamente que hiciste, ¡te dije mil veces que con ella no te metas! vas y es lo primero que haces cuando no puede ni pensar en como me llamo- Renegó Neo. 

En un abrir y cerrar de ojos ellos estaban a las piñas. Intenté separarlos, pero fue peor, porque Mauro me pegó un codazo en mi ojo izquierdo, tirándome por inercia para atrás. 

Me toqué la zona afectada y los chicos corrieron hacia mi para preguntar por mi, mientras que Tomas tomaba el control de la situación. 

-Vos raja y vete a preocuparte por tu novia, cornudo- Dijo Neo enojado. 

Y Tomas, se calentó. Y así, todos estaban en un lío mientras que Cazzu intentaba separar a todos, pero no podía ella sola. 

Sin pensarlo dos veces, llamé a la única persona cerca de acá que nos podía ayudar. 


Storm ; WosWhere stories live. Discover now