D I E Z

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Lola; 

Estaba viendo uno de mis capítulos favoritos sobre la nueva serie que estaba viendo; Grey's Anatomy, la cual si, era un toque vieja, pero al tener tantos capítulos y temporadas, se me era complicada terminarla de ver. 

En mitad de capítulo siento un ruido fuerte provenir de abajo, me asusté y busqué alternativas al ruido, capaz todos habían vuelto temprano del boliche, si era eso.

Sentí pasos subiendo las escaleras seguido de susurros, pero no le di importancia y por miedo cerré mi puerta con llave. Seguí escuchando esos ruidos hasta que se volvieron más, uno seguido de otro, como si estuvieran martillando mi pared. 

Giré los ojos al entender que estaba pasando. Los gemidos me lo dieron a entender, subí el volumen a la serie y busqué entre todas mis cosas mis auriculares, no quería escuchar el como Seven se cogía a una mina. 

Media hora después mi amigo se había calmado, los sonidos habían disminuido, pero dos golpecitos en mi puerta sonaron diciéndome que la gente aún seguía rompiendo los huevos. 

Suspiré y con desgana me paré de la cama, pausando por sexta vez en menos de una hora. 

-Espero sea importante- Murmuré de un humor terrible. Cualquiera que me escuchara por primera vez pensaría que soy una ortiva de mierda, y lo era.

-Lo es- Me guiñó un ojo el rubio cordobés. 

Paulo pasó a mi habitación y se sentó en mi cama deshecha, llena de porquerías que estaba comiendo y yo me encogí de hombros cuando me miró con su típica mirada. 

-¿Qué pasó, rubio?- Le pregunté sentándome a su lado, dejando mi cabeza en su hombro. 

Comenzó con mimos en mi pelo y tenía que hacer un esfuerzo grande por no dormirme en ese mismo instante. 

-Tengo a un pibe para presentarte- Dijo y abrí mis ojos al instante. 

Negué muchas veces con mi cabeza. No estaba preparada mentalmente para conocer a nadie, y sé que las intenciones con las que lo hace Paulo es para que, al menos, no esté tal sola y tenga un wacho para coger.

Y ojo, no era mala idea, venía teniendo relaciones con dos pibes que eran de mi Universidad, pero no quería a un amigo de Paulo, porque sabía que era más apegado a todos, y no es algo que quiero en este momento. 

-Dale Lola, tenes que conocer a más personas fuera de nosotros- Habló y yo elevé mis cejas. 

¿Posta pensaba que yo no conocía a demás personas que no fueran ellos?

-Pau, conozco a muchos además de ustedes- Exageré en el "muchos", pero no creo que se de cuenta. O si. -Vos sabes de los dos que venían hace poco a la casa, ¿te acordas?

Dije intentando de hacerle acuerdo y que el deje de joder con el tema de conocer a alguien nuevo, porque de verdad no quería conocer a alguien nuevo de este ciclo de amigos. 

Bastante mal me fue con Valentín, y no quiero repetirlo. 

-Dale Lo, una vez y si no querés, te dejo de joder con este tema- Me dijo tomando mi mentón para que lo mire a la cara. 

Clavé mis ojos claros en los suyos celestes, le revolví el pelo como si fuera un cachorro que había realizado algo bien y a mi pesar, asentí para que terminara de una vez. 

-¿Cómo se llama?- Dije girando los ojos. 

-Le decimos Neo, Sebastian en realidad- Abrí mis ojos sorprendida.

Ese pibe me habló bastantes veces por Insta, y le contesté algunas veces, era un buen pibe. Y no pensé que él era el que Paulo quería presentarme. 

-Bueno dale, decile que vemos- Le dije acomodándome en sus piernas. 

Él entendió lo que quería, lo vi por última vez y estaba sonriendo, le devolví la sonrisa y comenzó con los mimos en mi pelo, y a veces jugando con mi nariz, cosa que me daba ternura que hiciera. 

A los minutos terminé durmiéndome en su regazo, y por primera vez logré dormir bien sin rastro de que Valentín haya estado en mi sueño. 

Wos; 

-¿Lola se va a ver con Neo?- Le pregunté a Paulo apenas lo vi salir de la habitación de mi ex. 

Él asintió y yo suspiré. Me molestaba, Neo no era para ella. Nadie era para ella, a salvo de que sea yo.

Me pegué en la frente al darme cuenta de lo tóxico y pelotudo que sonó lo que acababa de pensar. 

-¿Qué hacías escuchando conversaciones ajenas?- Preguntó esta vez él mientras los dos íbamos bajando las escaleras. 

-Estaba pasando por ahí justo y escuché sin querer- Mentí. 

Cuando llegamos del boliche vi a Paulo feliz subiendo las escaleras, anteriormente lo vi hablando con Neo y por desgracia, vi una foto de Lola en su teléfono y eso si fue sin querer. 

Entonces, al verlo a Paulo subir las escaleras sabía a donde iba, por lo tanto lo seguí. La curiosidad mató al gato, dicen por ahí. 

-Si claro, vamos a hacer que te creo, wosito- Dijo riendo. 

Yo giré los ojos con fastidio y me senté en el sillón junto a los demás pibes. Mauro Monzón tenía escabio en sus manos y lo agarré sin pensarlo dos veces, él me miró preguntándome que hacía pero al segundo se rió. 

Ese no tardaba en quebrar. 

Estábamos todos hablando y yo acariciaba a Wotito, mientras él dormía plácidamente en mis piernas. Sonreí al recordar como Lola se rió esa vez en mi auto, la primera vez después de casi dos años. 

-Che está sonando el timbre, ¿quién va?- Pregunté llamando la atención de todos. 

-Vos por notarlo- Dijo Paulo. 

Negué. Ni a palo iba a abrir cuando estaba tan cómodo con Wotito encima. Señalé al cachorro con mis manos y todos bufaron, Lit se paró del sillón. 

-Quiero una pizza después, me la pagan por pararme a abrir, escucharon?- Dijo y todos nos quedamos en silencio. 

Era obvio que nadie le iba a comprar la pizza esa que quería. 

Abrió y cuando volvió al salón tenía una expresión de terror en la cara, me veía a mi y señalaba con la cabeza la puerta principal, no entendía hasta que vi una figura femenina acercarse. 

Mis ojos casi se me salen de la cara, no podía creer la suerte del orto que tenía. 

Mi novia se acercó a mi y corrió al perro para sentarse ella encima y chaparme sin pedirme permiso, siquiera.

Me chapó de manera fuerte y desesperada, vi a todos irse y quedarme yo solo con ella encima. Parecía desesperada por garchar, gracias a su forma de moverse sobre mi. 

-Para loca- Le dije separándome.

-¿Cata, que mierda haces acá?- Dijo la voz de Lola. 

Me di vuelta rápido y ahí estaba, todo se le había caído de las manos y tenía una expresión neutral en su cara, pero sabía que estaba sufriendo. Lo presentía. 

-Visitando a mi novio

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casi me quedo sin manos escribiendo este capítulo. que frio poronga

Storm ; WosWhere stories live. Discover now