•Capítulo 24•

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~•Mikaela•~

Era ya de noche, y la boba sonrisa en mi rostro no desaparecía desde hace unas horas, tenia razones suficientes, atropellos estaba muy feliz, al grado de sentirme eufórico, pero sabia que no debia exagerar, pero justo ahora me importaba muy poco mi creer.

Lleve ambas manos a mis mejillas y las toqué sntiendolas calientes, el rubor de ellas delataba mis emociones encontradas, pero era el unico en casa, nadie mas podia enterarse de mi estado, y así estaba mejor.

Lacus ya no tenia un horario de llegada, hace una o dos semanas que ya no lo tenia, al principio me preocupó, pero luego recordé que el es responsable de si mismo, y yo no debo meterme en eso.

Aun así, la "sorpresa" que hizo Yūichirō para mi, era presente en mis pensamientos, no creía que seria capaz de hacer algo así, y que lo hiciera por la promesa que me hizo.

Y pues que lo aceptarán en mi trabajo, postulando el mismo día era realmente sorprendente, ni siquiera me tomaron en cuenta cuando presente mi currículum la primera vez que me presenté allí, además, por ser una cafeteria bastante reconocida en Tokio, lo antes mencionado era importante al querer trabajar ahí.

Estaba feliz con la idea de que Yūichirō y yo pasemos mas tiempo juntos, era una persona importante en mi vida desde aquella noche donde fue la primera persona que escuchó mi historia desde mi propia voz.

Pero ahora debia dormir, mañana tenia clases y tenia que levantarme temprano.
Me levanté de la cama y apagué la luz, me dirigí nuevamente a esta y arrope mi cuerpo con las sabanas, poco a poco me quedé dormido, hasta que me entregué a los brazos de Morfeo.

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-¿¡Que hiciste qué!?- las miradas que teníamos sobre nosotros ahora eran sorprendentes, podia sentir como todas las personas en el comedor observaban en nuestra dirección, no me sorprendía, escuchar tanto alboroto por parte de unos jóvenes postulando a una próxima Universidad si que no era normal -.

El grito que soltó Shinoa al enterarse del trabajo de Yūichirō,  se escuchó hasta la directiva en un edificio muy lejos de nosotros, pero a la chica de cabellos claros  parece que le importó muy poco el alboroto que estaba haciendo.

-¿Por qué reaccionas así?- la chica de ojos violeta la miro con una expresión que no pude descifrar, pero podia ver algo de sorpresa en ellos -¿Que tiene de malo que Yuu trabaje en una cafeteria?, eso no te incumbe Shinoa -.

Sentía que la de ojos granate sabía algo que los demás no, se notaba que estaba en desacuerdo con que Yūichirō trabajara en la cafetería, solo espero que que yo no sea el culpable de su desagrado.

-Mitsuba-san tiene razón, ¿Que tiene de malo? Es desicion de Yuu-kun si quiere invertir tiempo en trabajar, de cualquier forma, todos tendremos que hacerlo algún día -la voz suave del de cabellos castaños intervino en la conversación de las dos chicas, que ahora estaban discutiendo sobre sus distintos pensamientos que tenían con respecto al tema del que hablábamos –.

–¿Son siempre así? –pregunté susurrando por debajo de las voces de ambas chicas, que negaban a aceptar la forma de pensar de la contraria, por lo que parecía que aquel debate duraría más tiempo del necesario –.

–Eso es lo habitual –Yūichirō susurro de la misma forma que yo, respondiendo la pregunta que le hice hace unos segundos, pero fuimos callados por el estruendoso sonido de la campana que daba por terminado el receso, los chicos se despidieron y se fueron a sus respectivas salas, en compañía o solitarios, al final quedamos Yūichirōy yo –.

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