Capítulo 24 | Importancia |

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La mañana de aquel día pareció llegar incluso antes que cualquier otra antes vivida en el Norte, o por lo menos así fue para la tormentosa chica

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La mañana de aquel día pareció llegar incluso antes que cualquier otra antes vivida en el Norte, o por lo menos así fue para la tormentosa chica. La calidez que emanaba el cuerpo de hombre del Lobo heredero era una invitación placentera a la perdición, ella lo sabía más que nadie, pero ese día era la excepción y no se podía perder en el calor adorado.

Frente al fuego que apenas vivía a esas horas madrugadas, enrollada cual gato común y corriente, Audra descansaba aún. Sigilosa como la felina que era, Seren se escurrió de los fuertes brazos de Robb y caminó hacia su nueva compañera, razón que la mantenía intranquila, inquieta y ansiosa, además de despierta tan temprano.

Apenas sintió el silencioso ruido la cachorra de león abrió ambos ojos alerta, dispuesta a atacar con sus menudos dientes y afiladas garras a lo que fuera. El animal miedo no tenía, incluso a pesar de haber sido arrebatada desde apenas una cría del lado de su madre, haber pasado de mano en mano hasta las de la Reina, y haber viajado en una caja al cuidado de brutos hombres ella conservaba su esencia y nada pudo quebrantar su espíritu. Cuando sus felinos ojos detectaron a la chica de alborotado cabello negro y ojos azules tormentosos su estado de alerta se relajó. Confiaba.

—Buenos días Audra, ¿dormiste bien leona? —la saludó en voz baja su dueña acariciando por debajo de su mentón. En respuesta la cachorra ronroneó y se restregó contra la mano de Seren—. Me alegra —soltó sonriendo con ternura. Se paró del piso de madera e incorporó en su altura—. Ven, vamos. Es hora que conozcas el Norte —Y lo ames tanto como yo, pensó y deseó profundamente.

Entendiendo, o simplemente porque era lo más conocido y cercano que tenía a protección, Audra siguió a Seren a través de la habitación en la que estaban. En la puerta dirigió su mirada por última vez a su lobo cuidado que este siguiera durmiendo, y como así fue, salió sin más con la leona pisando sus talones.

La rutina de diario en su habitación por nombre se repitió, solo que esta vez más temprano que otras. Las ansias por recorrer afuera con su nueva compañera volvían todo una aventura, como si todo fuese nuevo y desconocido, como si ella misma hubiese acabado de llegar al Norte. Lista bajó primeramente hacia la cocina donde las mujeres ya trabajaban en el desayuno de los habitantes del Castillo. Amablemente les pidió algo de carne cruda para Audra y la alimentó. Mientras la leona comía ella aprovechó de hacerlo también, uno de los pastelillos de la discordia apareció en un plato frente a ella e inevitablemente sonrió de medio lado recordando su hazaña con cierto Pulpo que enervaba su paciencia pero hacía sus días mucho más interesantes.

Terminado ambas de comer salió con un propósito claro, presentar a las tormentas de su vida. Por como lo veía Seren, Tormenta y Audra debían conocerse y confiar en la otra tanto como ella confiaba y ambas lo hacían en ella, desde ese día y hasta sus últimos, serían fieles compañeras las tres.

Queen and the Lionheart |GoT|Where stories live. Discover now