Capítulo 8 | Perdidos y enamorados |

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Editado 17/08/2018


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Acompañados por la fiel desesperación que no los había abandonado en ningún momento los tres muchachos esperaron fuera de la habitación de Seren. Robb caminaba de un lugar a otro ida y vuelta de forma frenética, Jon parecía una escultura mirando fijamente la puerta como queriendo atravesarla con la mirada, Theon removía su pie en el suelo en un constante tic nervioso; la ansiedad se había apoderado del sistema de los tres, pero no era para menos, detrás de esas paredes se encontraba la razón de su existir luchando por su vida.

Lady Stark estaba también detrás de esas paredes prestando ayuda para mejorar la situación de la princesa. Junto con el Gran Maestre Luwin revisaron su cuerpo para cerciorarse que no existieran fracturas graves, curaron la profunda herida de su frente y le proporcionaron medicinas para aliviar sus dolencias. De igual modo la princesa no despertó.

Después de eso Catelyn llamó a unas doncellas para que le ayudaran a cambiar la ropa sucia y rota de Seren por una camisa de dormir limpia y cómoda. Sólo quedaba darle un tranquilo descanso y esperar a que abriera sus ojos.

El tiempo transcurrido en todo ello no fue más de una hora pero para los tres muchachos que esperaban fuera de esa puerta se sintió como décadas. Preguntas los embargaban y afligían demasiado, la desesperación y la angustia era latente, la preocupación no se disipaba con nada; es que las opciones para ellos no eran muy alentadoras. Además, estaban tan perdidos son ella.

Finalmente la puerta fue abierta y los chicos pudieron entrar a ver a su princesa. Seren estaba recostaba en su cama, vestía un camisón blanco y estaba tapada por pieles invernales hasta el pecho; su trenza había sido desarmada y su negro cabello estaba esparcido por la almohada en suaves hondas. En su frente se veía claramente la herida y su mejilla ahora limpia de tierra mostraba feos rasguños, sus labios estaban pálidos y no poseían ese atractivo y sensual color rojizo. Su respiración era lenta y tranquila.

Ahora sí parecía un ángel caído del cielo, un hermoso ángel que significaba la misma vida para ellos, su razón de ser, de existir.

— ¿Estará bien? —preguntó Jon al Gran Maestre sin poder quitarle los ojos de encima.

—Lo estará —asintió el anciano—. El golpe en la cabeza fue fuerte pero podría haber sido peor. Le di a beber leche de amapola para que su recuperación sea estable, mañana estará mejor. —indicó.

Antes de que alguno pudiera seguir con las preguntas, de las miles que poseían en sus cabezas, el Guardián del Norte apareció por la puerta de la habitación. Había sido avisado de la situación justo al entrar al castillo después de una visita a una casa vasalla e inmediatamente corrió hacia la princesa lleno de preocupación y temor, se decía que ella había llegado cargada por su primogénito, que no respiraba y que las posibilidades de muerte eran muchas.

Queen and the Lionheart |GoT|Where stories live. Discover now