Ella era su vida, jamás pensó que podría volver a amar con esa intensidad y con esa fuerza, no cuando se lo habían arrebatado todo antes. Pero Robert y Seren se pertenecía, era sangre de su sangre, su todo. Alejarla lo desgarraría, sin embargo su pr...
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9 años después
Aún lejos del seno familiar los años no pararon de correr con rapidez para la princesa en Invernalia. Ella llegó siendo una pequeña niña atrevida, curiosa y aventurera, que creció para convertirse en una joven mujer con la misma esencia tormentosa y astuta.
Bajo la tutela de su maestro Lord Stark aprendió fielmente el significado del honor y la justicia, a recorrer el camino de la verdad siempre, a ser sincera y transparente; valores que probablemente no habría aprendido de tal modo con sus familias biológicas. Sin embargo Seren siempre sería la Leona Tormenta con espíritu y carácter furioso, con inteligencia astuta; su identidad y personalidad eran imposible de negar y cambiar.
Su educación siguió tal como esperaba, se le educó con todo lo necesario a saber y conocer sobre los Reinos y su pueblo, también se intensificaron las prácticas de cuánta práctica de lucha existía convirtiéndose en una experta en la arquería y lucha cuerpo a cuerpo. Por otra parte y muy a su pesar Lady Catelyn nunca descansó en lo que significaba su educación como dama, tal vez algo había aprendido pero no le importaba en lo más mínimo.
No estaba interesada en conocer las técnicas de bordado, en saber mantener una casa, en ser servicial y la esposa perfecta; todo eso era un asco y lo aborrecía. Esas idioteces no eran para ella, la Leona Tormenta estaba segurísima que había nacido para algo más que solo enamorarse de alguien y convertirse en su esclava, o en ser vendida al mejor postor como yegua para sacarle crías.
Algo la esperaba afuera, su vida sería una gran aventura.
Por eso no le gustaba pensar en el futuro que todos esperaban de ella. De hecho, Seren no era una persona que se detenían a pensar mucho sobre las cosas o sus acciones; en la mayoría de las ocasiones más bien actuaba y se dejaba dominar por la tormenta cegadora Baratheon. Así es como siempre estaba metida en problemas o situaciones complicadas, así también es como siempre recibía los regaños de Lord Stark.
No solo era su maestro, él era como un padre para ella en esas lejanas y frías tierras. El Guardián del Norte la quería y admiraba mucho, admiraba su fortaleza, su pasión, su valentía y su fuerza; le recordaba tanto a Robert con su carácter tan imprudente y tormentoso. Pero también le recordaba a Lord Tywin Lannister, su abuelo materno, porque la niña era tan inteligente y astuta como ninguna otra persona que habitaba el Norte.
Seren era dominada por la furia Baratheon y las enseñanzas astutas Lannister, pero en ella también existía la sabiduría y honorabilidad Stark.
Su personalidad levemente había madurado y cambiado, no así su cuerpo que lo hizo de forma abrupta y repentina. Cuando llegó al Norte era solo una niña de ocho años delgada, pálida y despeinada; nueve años después se convirtió en una bellísima mujer.
