Capítulo 15 | Enfrentamiento y determinaciones |

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Editado 03/09/2018

Editado 03/09/2018

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Luego del desayuno el castillo volvió a recobrar vida por completo, cada habitante se dedicó a sus actividades y todo marchó con normalidad hasta la hora del almuerzo, que como cada día fue servido justo a medio día. Platos humeantes se encontraban en cada lugar de la mesa esperando ser terminados por los futuros comensales.

Los tres perdidos y enamorados estuvieron entrenando gran parte de la mañana con sus espadas pero no les fue muy bien con eso, sus cabezas no estaban limpias ni despejabas como para luchar ni siquiera de una manera aceptable; cada uno batallaba su propia lucha interna con las que batallar como para concentrarse en otra cosa.

Paranoico y desesperado, el peor era Robb. No había visto a su Leona en toda la mañana y deseaba más que nada en el mundo poder conseguir un momento a solas y conversar con ella; era meritorio por su salud mental y por la situación compleja de ambos. Lo peor es que ella ni siquiera estaba en el maldito castillo, no entendía como el idiota de Theon la había dejado irse sin más sin siquiera intentar detenerla.

Era una tonta descuidada, incontrolable e implacable, que no pensaba en su salud ni en los demás que se preocupaban por ella. ¿Qué rayos tenía en la cabeza al abandonar el castillo cuando hace nada había sufrido un jodido accidente? Nada, o seguramente solo basura. Y sí, podía amarla con toda la intensidad de su ser, desearla y quererla más que a nada, pero eso no quitaba que estuviera tan enojado con ella en esos momentos.

Entre comillas disfrutaban de la comida cuando la culpable de la mayoría de sus dolencias apareció en el comedor, traía su cabello más despeinado de lo normal, sus mejillas sonrosadas debido al frío y la aventura, y una enorme sonrisa surcando sus rojizos labios. Estaba preciosa, vibrante y salvaje.

De esa forma les gustaba a los tres.

—Perdón por la tardanza —se disculpó sentándose entre Jon y Arya. Él le sonrió levemente y ella le devolvió el gesto intentando no sentirse incómoda en su presencia.

Ned Stark le sonrió y asintió con su cabeza feliz de verla bien. No estaba de acuerdo con su aventura y escapada pero ya luego hablaría con ella y le recordaría las normas para mantener su seguridad.

—Pensé que seguías en cama Seren —dijo Sansa inquiriéndolo gracias a que la princesa no había asistido a sus clases de costura.

—No, me levanté temprano —le explicó con una sonrisa mientras servía de todo un poco en su plato. Quién iba a pensar que durante todos los años viviendo en el Norte lo menos que extrañaba de su hogar matriz eran las pomposas y elaboradas comidas, Seren amaba demasiado la sazón norteña.

— ¿A dónde estaba princesa? —le preguntó Catelyn disfrazando su tono hostil con uno de preocupación. Como se había prometido la noche anterior, había estado pendiente de cada uno de sus movimientos desde la entrada al comedor y también estudió las reacciones de su hijo mayor y los otros dos implicados—. La Septa Mordane la estuvo esperando, cómo ya se sentía mejor imagino podía volver a sus clases habituales. —señaló con una voz ardida y bastante ponzoñosa que no pasó desapercibida ni para la princesa, el primogénito y por supuesto el bastardo que la conocía mejor que nadie.

Queen and the Lionheart |GoT|Där berättelser lever. Upptäck nu