Capítulo 10 | Leche de amapola |

4.9K 433 160
                                    

Editado 23/08/2018

Editado 23/08/2018

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Hace horas la oscuridad había arrasado con la claridad del cielo, la escaza luz que iluminaba la habitación provenía solo de una débil vela encendida en la mesa de noche y todo permanecía en completo silencio. Cada preocupado enamorado se había ido durmiendo de uno en uno sumido en sus propios pensamientos, el ansia, el miedo y la euforia atemorizante del momento los consumió por completo.

Desde sus lugares miraron y admiraron en silencio a Seren, gritando con sus ojos lo mucho que les importaba y cuánto la amaban.

Theon cayó primero hundido en un intranquilo sueño; la preocupación y culpa acabaron con él. Jon por su parte aguantó un poco más despierto, nunca había estado tan cerca de perder algo que realmente amaba y eso lo tenía totalmente intranquilo.

Robb fue el último en dormir tardando considerablemente más que los otros dos porque él no sabía cómo dormir solo, no sabía cómo dormir sin Seren, sin abrazarla por las noches mientras ella dormía entre sus brazos y sin abrigarle los pies del frío con los propios. Si tan solo los otros dos no estuvieran ahí él podría haberse metido a la cama y haberla acurrucado como lo llevaba haciendo durante todos esos años noche tras noche.

La leche de amapola era la mejor medicina conocida capaz de adormecer y ayudar en la sanación de cualquier dolencia, para un descanso profundo y una mejor recuperación se la habían dado a beber a Seren, no obstante el efecto en ella comenzó a desaparecer poco a poco en el transcurso de la noche.

Cuando su conciencia despertó fue inevitable que un dolor agudo se hiciera presente: intermitente en sus costillas, intenso en su hombro, aturdidor en la cabeza. Levemente abrió los ojos e instantáneamente recordó lo que había sucedido; el accidente, la caída de Tormenta, su cabeza azotando contra las rocas. Gimió y quiso golpearse la frente, y lo habría hecho si es que no le doliera tanto. ¡Por los Dioses qué idiota había sido!

La tortura comenzó pensando en cómo los dos cachorros y el pulpo se burlarían de ella la mañana siguiente por ser tan tarada y estúpida como para caer de Tormenta, su pobre yegua se espantó por culpa de la víbora y de seguro estaría intranquila en esos momentos. Tenía que ir a calmarla, era necesario decirle que sabía que había sido un accidente y que no la culpaba de nada; o eso es lo que sonaba cuerdo en su cabeza adormecida y aturdida. Todos sus sentidos estaban sedados.

Tan bien como se lo pudieron permitir sus entumecidas piernas se levantó de la cama arrasando con mantas y pieles en la acción, sus ojos más cerrados de abiertos pudieron notar que llevaba puesta una camisa de dormir, lo que significaba que alguien la había desvestido y vestido con esa cosa. De todos modos no le prestó demasiada atención, ella tenía algo en mente y Tormenta era más importante que cualquier otra cosa.

Sin embargo su misión se vio truncada cuando sus torpes pies chocaron con algo duro que estaba tirado en el suelo al lado de su cama, esforzándose para aclarar su vista intentó abrir más los ojos y enfocar, pero lo único que pudo distinguir fue a un bulto; un bulto con cabeza, piernas y brazos. ¿Qué demonios hacía una persona ahí?, se preguntó.

Queen and the Lionheart |GoT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora