Capítulo 4 | Ninguna princesita en apuros |

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Editado 01/08/2018


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Nuevamente el peso de la despedida caía en sus hombros y en su corazón, primero había sido ver a su familia sufrir por ello y ahora era su turno de vivirlo en carne propia. Tío y sobrina se encontraban en la entrada del castillo, los abanderados estaban listos para emprender el viaje de vuelta a Desembarco del Rey y ya solo quedaba dar el triste adiós.

Ser Jaime Lannister se hincó con una rodilla frente a su pequeña Leona y la sostuvo por sus hombros mientras compartían sus últimos momentos juntos.

La preocupación aún no abandonaba su ser y cría que tampoco pasaría, él siempre sentiría la angustia de no saber qué pasaría su sobrina. Sin embargo durante el tiempo que se había quedado en Invernalia se dedicó a observar como la actitud y desplante de Seren iba evolucionando para bien; se le veía muy feliz, contenta y emocionada, de hecho ya parecía tener una gran amistad con los niños norteños, sobre todo con el primogénito Stark. Eso lograba dejarlo un poco más calmo.

— ¿Tienes que irte tan pronto? —preguntó la niña con notoria tristeza.

La familia Stark observaba de lejos.

—El Rey no puede estar más tiempo sin su Guardia Real. —le dijo su tío haciéndose el fuerte, también acarició su tierno rostro de porcelana blanca.

—Por favor cuida de mis hermanos y mamá —pidió desde el fondo de su corazoncito—. No la dejes sola, ¿sí?

—Jamás mi Leona. —consintió. Por supuesto que no la iba a dejar sola, era Cersei, su Cersei.

—Dile que ya la extraño y que la extrañaré a diario —pidió de nuevo—. Pero que estaré bien aquí, los leones no temen. Las Leonas tampoco. —le dijo con fiereza recuperando su semblante habitual.

Jaime asintió y la miró con orgullo. Tenía mucho que aprender de esa pequeña niña.

—Tío, quiero que le digas a papá que no me olvide y que por favor no olvide lo que le pedí. —le rogó con mayor intensidad, seguía preocupada por su medio hermano.

—Por supuesto preciosa —asintió—. Y no debes preocuparte, ni aunque se volviera loco te podría olvidar. —le aseguró quitando un mechón rebelde de su pequeña frente.

— ¿Tú lo harás? —Su mayor preocupación estando al otro lado del continente era que su familia la olvidara, que siguiera su vida como si ella nunca hubiese vivido allá; que ya no la quisieran más.

—No, jamás podría —le aseguró y la estrechó al fin entre sus brazos. Seren rodeó el cuello de su tío con sus delgados bracitos y descansó su cabeza en su hombro—. Recuerda lo te que prometió el abuelo —susurró bajito—. Yo lideraría ese ejército.

Queen and the Lionheart |GoT|Where stories live. Discover now