Capítulo 50: Emergencias

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– Si no es una molestia... ¿Podría hacerme un último favor? – La peli-azul pregunto, sus palabras eran forzadas fuera de su boca, ya que el cansancio se lo dejaba un poco difícil.

El conducto mordió su labio inferior - Señorita, tengo que seguir con mi trabajo, no puedo... - este fue interrumpido, abruptamente cuando la peli-azul se tambaleó, agarrando su cabeza.

- Le pagaré extra, por favor - la mujer rogó desesperada, intentando de mantenerse estable al lado del carro, mientras el dolor de su cabeza se hacía más notable, más ensordecedor.

El conducto dejo salir un suspiro, mientras asentía y apagaba el auto, para luego bajarse de este, caminando hacia su acompañante. - Usted no se encuentra muy bien, señorita - Volvió a informar, viendo la ligera palidez en la piel de la chica, y el reflejo de dolor en sus ojos.

Poché levanto la mano, moviéndola ligeramente al frente de su rostro, evitando el tema,mientras se reincorporaba, señalando al edificio a sus espaldas.

- Necesito que me acompañes - fue lo único que comento, despegándose del carro y dirigiéndose a las puertas de dicho lugar.

Sus pasos eran un tanto lentos y cuidadosos, mientras su visión empezaba tornarse borrosas, haciéndola gruñir internamente, mordiéndose el labio inferior en frustración.

« Maldición, ¿Por qué hoy?, ¿Por qué ahora? Solo aguanta un poco más, solo un poco más »

Se repitió mentalmente, viendo la puerta del apartamento de la menor, sonriendo de lado al ver lo cerca que se encontraba. Sintiendo la mirada de preocupación a sus espaldas del conductor, quien se mantenía lo suficientemente cerca por si esta se tambaleaba, pero a la vez,lo suficientemente lejos por respeto al espacio personal.

Poché se detuvo, al frente de su destinó, respirando varías veces, e intentando estabilizar su mente, ya que estaba empezando a marearse, poniendo una mano en la pared para más soporte. Sacudió lentamente su cabeza, llevando su mano a la perrilla, sintiendo el frió contacto del metal. En cuanto la giró y abrió la puerta, su cuerpo dejo de funcionar, el dolor y el cansancio apoderándose de ella, haciéndola caer, al mismo tiempo que un grito femenino desgarraba las paredes de aquel pasillo, lleno de dolor, mientras a la peli-azul su campo de vista se cubría de negro y la silueta distorsionada del conductor se adentraba al apartamento.

Han pasado 22 horas desde el incidente, y el silencio sepulcral en aquella habitación inquietaba más a la castaña, solo el sonido de las máquinas del corazón, y del suero eran las que interrumpían de vez en cuando aquella incomodidad.

- Señorita, ¿Puede venir con nosotros un momento? - El doctor que las había atendido cuando llegaron en la ambulancia, le preguntó, solo haciendo que esta llevara su mirada a la peli-azul, quien se encontraba dulcemente durmiendo en aquella camilla, que en cualquier otro momento gozaría de dicha imagen, pero en estos momentos solo la consumía la preocupación y el miedo.

Se levantó luego de unos segundos, inclinándose hacía la mujer depositando un beso en su frente - Por favor, despierta que te necesito, necesito ver esos hermosos ojos - Le susurro con suavidad, antes de retirarse, dirigiéndose hacía la puerta de la habitación, con pesadez en sus piernas.

Cerro la puerta a sus espaldas, viendo al doctor con tristeza y esperanzas haciendo una tormenta en sus ojos, de que no le llegara con más noticias malas. Este aclaro su garganta, a pesar de la seriedad que cubría su rostro, tenia un brillo de pena en sus ojos.

- Srt. Calle, llevas sin dormir desde que llegaron, y la Srt. Garzón aun no da ningún inicio de que vaya a despertar en algún momento cercano - Este suspiró - perdió mucha sangre, y quien las trajo me comento que la señorita acababa de salir de un accidente automovilístico - pausó llevando su mirada hacia la puerta de la habitación - Con su condición puede que este como una semana sin despertar, por lo que le recomendaría que fueras a tu casa, y descansarás, después de todo, esa herida no puedes dejar que se infecte - Comento con autoridad, explicando levemente la situación, mientras al final señalaba el abdomen de la chica que se encontraba cubierto, por unas bandas por debajo de la camisa.

Esta llevo una mano a su herida, recordando la frialdad de aquella navaja desgarrándole la piel, hasta introducirse en ella lo suficiente antes de que hubiera sido impedida dicha acción, por el conductor del taxi, quien había arrojado al suelo a Sebastian. Calle sacudió su cabeza, volviendo al presente, antes de asentir con la cabeza, llevando su mirada hacia la puerta de metal. Se acerco a esta, sintiendo como involuntariamente las lágrimas escapaban de sus ojos. Su alrededor se fue silenciando, mientras volvía a adentrarse a la habitación, sintiendo como su boca se iba secando, y su corazón palpitaba con ligereza al escuchar la máquina del corazón, perder su control, a la vez que algunos enfermeros le pasaban por el lado.

Hola Cachorritos! ❤

Otro día tan esperado 🤞 aquí les traigo su capítulo 💕 no me maten 😅

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