Capítulo 24: ¿Me perdonas?

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Los tres golpecitos llamaron la atención de las hermanas, cesando la plática que tenían, llevando sus miradas hacia esta.

– ¿Quien es? – Poché comentó, pacientemente esperando la respuesta.

– Es Calle – La voz se escuchó responder, a lo que la peli-azul se tensó, notable para la hermana.

– ¿Esa es la chica de la que me estabas contando? – Valentina musitó, con un poco de curiosidad, mientras se paraba.

– ¿Que haces? Ven aquí, ni se te ocurra abrir la puerta – Poché musitó algo molesta y entrando en pánico.

– Para algo vino, solo dejemos la hablar – Valentina comentó antes de llegar a la puerta y abrirla.

Observó a la castaña de arriba abajo, recostandose del marco de la puerta – ¿Quien eres tu como para entrar así como si nada en la casa de mi novia? – Valentina comentó con una tonalidad molesta, mientras fingía estar furiosa.

Calle se sonrojo, dando un paso hacia atrás al sentirse intimidada por la chica desconocida, abriendo y cerrando la boca, al no saber que decir. Poché apareció golpeando a Vale en la cabeza, mientras le regalaba una mirada amenazante.

– Hermanita ya deja de molestar, ¿Tú qué haces aquí? – Poché comentó desviando su mirada hacia la castaña, dejando ver un leve brillo en estos, pero notablemente molesta.

Calle observó hacia Vale, y luego miro al suelo apenada, antes de desviar la mirada nuevamente hacia Poché. La mayor asintió, y llevo su mirada hacia su hermana.

– ¿Podrías darnos un momento? – Está preguntó, con un tono suave, pero a la vez autoritario.

Valentina frunció el ceño, levantando las manos en rendimiento, mientras salía de la habitación.

– ¡Al final me tendrás que decir que sucede! – Está grito bajando las escaleras.

Poché se hizo a un lado, mientras dejaba entrar a la castaña a la habitación, y cerraba la puerta, recostandose de esta.

– ¿A qué se debe está tan agria visita? – La peli-azul preguntó seria, mirando hacia la ventana al no querer hacer contacto visual con la menor.

Calle se mantuvo unos segundos callada, mientras buscaba cuáles eran las palabras indicadas para decir.

– Lo siento – Está empezó, al ver que Poché hizo una mueca, y estaba a punto de interrumpir la, volvió a hablar – Déjame explicarme, anoche no sabía lo que decía, de acuerdo, no podía controlar lo que decía y a la verdad me arrepiento lo que dije – Está pauso – Jamás te culpe de nada, Sebastián fue el que lo tomo de esa forma, pero juro que no te eche la culpa, en verdad, se que no me lo perdonarías, pero en verdad quisiera, que me perdonarás, haría lo que fuera – Está suplicó, con una mirada de perrito.

Poché llevo su mirada hacia la castaña – ¿Entonces que fue aquel alboroto con tu chico? – Está comentó intrigada por la situación.

– Solo le dije dónde estaba, y lo tomo mal, quiso escuchar lo que quería, y no vuelvas a decir que es mi chico, ya no lo es – Está comentó algo irritada en la última parte, mientras se iba acercando con pasos tímidos a la peli-azul, viendo si está le molestaba o algo.

– ¿Entonces lo dejaste? – Está preguntó asombrada, observando los movimientos de la menor.

Calle asintió – Justo después de que te fuiste, lo dejé públicamente, ya que se lo grite desde la entrada y me fuí – Está confesó con una sonrisa, al recordar varios de los gritos entre el bullicio de la noche anterior.

Poché aguanto la respiración, al ver lo cerca que se encontraba la castaña, inconsientemente una sonrisa se hizo camino a sus labios. Esta vez fue la castaña la que atacó sus labios, tomándola por las mejillas y jalando la hacia ella, profundizando el beso. La peli-azul al principio estaba atónita, antes de pasar sus manos por la cintura de esta, apegando la hacia ella.

– Esto no significa que te perdone –  Poché gruño rompiendo el beso, colocando le seguro con una de sus manos a la puerta, tomando la por los muslos, subiéndola, dejando que esta rodeará las piernas por su cintura.

Camino hasta la cama, acostando a esta bruscamente en la suavidad de sus sábanas, mientras exploraba el interior de la boca de la castaña con su lengua. Una vez rompieron el besó por falta de aire, Calle dejó entre respiros, salir unas palabras.

– ¿Que tengo que hacer para que me perdones? – Está preguntó jadeando, sintiendo los labios de la peli-azul, delicadamente en su cuello.

– Cumple mis fantasías románticas y sexuales –

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