Capítulo 17: Ops!

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El día prosiguió entre miradas a muerte entre ambas chicas, mientras el chico se confundía en lo que sucedía.

Varios días pasaron así, hasta que luego de cinco agonizantes días del tira y jala, decidieron hacer una fiesta en la casa de Camila, una de las amigas de Sebastián, cuya chica tenía una relación, disque secreta con la capitana del equipo de baloncesto, Lauren, quién era amiga de Calle, pero todos ya sabían que había entre ellas.

La castaña suplicó por no ir, al enterarse que habían invitado a Poché, pues era una de las maestras más cool de la universidad, apesar de que prácticamente, casi tenía la misma edad de ellos.

Por otra parte Poché, se peleaba así misma, si debería o no ir, pues no quería volver a tener que soportar a la chica, encima de insoportable novio, que al pasar de los días, le cogió más odió.

- Señorita, si pides mi opinión, digo que deberías ir, últimamente te eh visto demasiado estresada, e despistada, puede que esto te libere un poco de tu pensamientos - Hoffman comentó, colocando un traje encima de la cama de la chica.

«Oh tal vez me hundirá más» pensó levantándose de la cama.

- Parece que estás buscando una forma de deshacerte de mí - Está sonrió de lado, viendo el brillo juguetón casi inexistente de la chica.

- Mientras la señorita no esté, yo me puedo divertir - Hoffman comentó hundiendo los hombros - Aún no estoy tan vieja como para quedarme metía en la casa - Añadió con una sonrisa pícara.

Poché sacudió la cabeza con una sonrisa incrédula, mientras caminaba a su almario, y extraía, un traje negro, junto con unas botas de combate, al no sentirse con ganas de usar tacones.

Se baño rápido, y se preparó, poniéndose un poco de maquillaje mientras, observaba su móvil, extrañando textear con la castaña, pues desde hace dos días no lo hacía, luego de un pequeño incidente en el cual, la peli-azul se topó en el baño con la castaña y el chico, en medio de una cálida sección.

Está no podía sacarse esa imagen tan desagradable de su mente por lo cuál, se puso como nota mental, que bebería lo suficiente para borrar cinta. Salió de la casa, una vez tuvo Toto listo, y se montó en su auto, despidiéndose de su sirvienta, quien ya había llamado a varios chicos, para una pequeña fiesta personal.

Luego de seguir la dirección que se le había entregado, la peli-azul llegó a su destino, viendo ya que el ambiente estaba activo, y el aroma a licor se presenciaba. Poché se bajó del auto, caminando hacia la casa, recibiendo miradas carnívoras de los chicos, y sentía uno que otro roce en su trasero.

« Al menos yo si me logró controlar» Pensó, al recordarse de la vez que boto a Calle de su casa.

Camino hacía la cocina en busca de las bebidas, recibiendo uno que otro halago de las chicas, y uno que otro ligue de los chicos.

- ¿Me preguntó dónde estás? - Está susurró para si misma, mientras tomaba un vaso rojo, y lo llenaba de refresco con Bacardí y Anis, luego llevando su mirada hacia su alrededor.

- ¡Profe, no pensé que llegarías! Pero me alegro verte aquí - Camila, quien fue la que la invitó, comentó, ganando su atención.

Poché hizo una mueca - Dios, nena, no estamos en la escuela, llámame Poché - Está sonrió - Prácticamente me obligaron - Confesó, volviendo a llevar su mirada hacia la multitud.

- Venga, no sea tan amargada, vamos a bailar - Camila comentó, jalando la hacia la sala, dónde la música amenazaba más alto sus oídos, entre los cuerpo sudoroso, y el ambiente cálido.

Poché sonrió y sacudió la cabeza, tomando otro trago grande de su vaso, empezando a bailar con la chica. Al paso de dos canciones, Poché se alejó, pues la novia de la chica había aparecido, y le pidió un baile a su chica.

- Shot!, shot!, shot!, shot! - Escuchó un grupo a lo lejos gritar, llamando la atención de la peli-azul, haciendo que caminara hacia allá.

- ¿Puedo hacerlo? - La peli-azul preguntó al llegar al corrillo, viendo el tanque y la pequeña tubo que conectaba a este.

- Pues claro, profe! Enséñanos de que estás hecha - Uno de los chicos sonrió, entregándole la pequeño tubo.

Está empezó a beber, mientras el chico cantaba, y los otros gritaban, dándole apoyó. Luego de llegar a los cien, dejó de beber, tomando un respiró, mientras los demás gritaban de euforia, y pedían su turno. Poché comenzó a reír, sintiendo el licor en su sistema activandose y se alejó del grupo, tropezando con alguien, que viró la bebida en el traje de la peli-azul.

- Lo sien... -

11:11 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora