Capítulo 26: Insaciable

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Calle llevo su mirada a la chica debajo de ella, sonriendo a lo nerviosa que está se encontraba.

– ¿No estás acostumbrada a ser la víctima? – Está sonrió maliciosamente, a lo que la peli-azul negó despacio con la cabeza, mientras cerraba un ojos, al sentir como su amiguito empujaba la tela del pantalón, pidiendo a gritos que lo sacarán.

La castaña, comenzó a bajar, un recorrido agonizante para la peli-azul, quien mordía su labio inferior con anticipación, mientras observaba el cuerpo delicado de la castaña. Está llegó a la entrepierna de la mayor, llevando sus manos hacia el botón del pantalón, y desabrochandolo, escuchando al momento como la peli-azul tragaba hondo.

– ¿E-estas s-segura que q-qui-eres hacer es-esto? – Poché tartamudeo nerviosa, mientras en su mente tenía una batalla, entre lo que debía y no hacer.

« Maldición, ¡aún sigue siendo mi alumna! No podemos hacer esto. Ya cálmate, ya llegaron muy lejos como para detenerte. Eso no importa, aún podemos parar. ¡Que se lo metas! Luego piensas, te arrepientes, y lo volvemos a hacer, porque joder, ese cuerpo está fuera de este mundo... »

– Ahhh ~ J-joder – Los pensamientos de Poché fueron interrumpidos, por un gemido que salió inesperado, al sentir la lengua húmeda de la castaña recorrer por completo desde abajo, todo el tronco hasta el glande de su miembro.

Calle sonrió, al ver como la chica volvía a estar concentrada en sus movimientos, pues se había percatado que mientras le quitaba el pantalón, y el boxer está tenía una mirada distraída. Volvió a hacer el mismo movimiento varias veces, dándole pequeños besos a la punta, mientras el gemido de la chica, se escuchaba como una melodía ardiente en sus oídos.

Poché jadeaba descontrolada, mientras gemidos y gruñido salían de su boca, incapaz de detenerlos, dejando que sus manos capturaran la sábana debajo de ella con un fuerte agarré.

– ¡OH CIELOOOOS! – Poché dejó salir un fuerte gemido, que retumbó por las paredes de la habitación, sintiendo el interior de la boca de la chica, húmeda en su miembro.

Calle había introducido el miembro de la chica en su boca, casi hasta la mitad, dejando que su lengua la molestará, mientras con su mano rozaba lo sobrante del miembro de la mayor. Poché, al límite, pensando que se iba a volver loca de tanto placer, se dejó venir en la boca de esta, arqueando la espalda, con los ojos cerrados, gritando el nombre de la castaña.

Calle se despegó, una vez terminó de capturar todo el jugó sexual de la mayor, relamiéndo su labio inferior, mientras miraba a la peli-azul, malicia  reflejada en sus ojos. Poché observó por varios segundo a la castaña, jadeando por falta de aire.

La castaña llevo su mirada hasta la entre pierna de la peli-azul, quien al parecer aún tenía ánimos de más, viendo como este daba pequeños movimientos.

– ¿Aún no acabas? – Calle comentó con un tono hambriento, y sin dejar que Poché contestará, se acercó a esta, capturando sus labios con los de ella, aprovechando para poner sus piernas en ambos lados de la peli-azul.

Rompió el beso, llevando su vista hacia abajo, y dirigiendo su manos al miembro de la chica, para poder ponerlo en posición, llevo su mirada una vez a la peli-azul, antes de sonreír, y llevarla de nuevo hacia abajo, suavemente bajando su cintura, sintiendo como dejaba entrar a la otra.

La respiración de la peli-azul, se detuvo por un instante, aguantando el gemido, que el interior cálido de la chica, causaba, al sentir como está la abrazaba, con su humedad y calidez.
Una vez estaba completamente dentro de la castaña, está empezó a moverse, ambas acoplando los gemidos que querían salir, mientras subían más el ritmo.

Poché llevo las manos a la cintura de esta, y la ayudaba a bajar hasta abajo, ambas chicas, sintiendo como querían desesperadamente llegar a su límite. Esta aguanto el movimiento de la castaña, al momento que usaba un poco de fuerza, y las volvía a voltear, dejando a una fatigada Calle en la suavidad del matres, quedando encima de esta. Llevo sus manos a las piernas de la castaña, agarrando las y subiéndola hasta su hombro, para luego continuar moviendo su cadera de atrás para alante, más brusco que al principio, llendo hasta dentro.

– ¡P-POCHÉ! – Calle grito, al mismo tiempo que la otra gritaba su nombre, sintiendo el líquido de la chica inundar su interior por completó.

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