Capítulo 34: ¿Tus humores para cuando?

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Llegó Lunes, y con esto el sonido irritante de la alarma, que invadía la habitación de la mayor. La peli-azul estiró su mano, tomando el móvil y desactivando la alarma, para luego gruñir.

« Malditasea la escuela con todo, ni siquiera sé porque decidir ser maestra ¡No me gusta la escuela! »

Poché pensó, alejándose de su cama con dolor, pues aún quería seguir durmiendo, pero habían prioridades que tenía que mantener. Se dirigió al baño y se preparó, haciendo su rutina mañanera antes de tomar nuevamente su móvil y las llaves para salir de la casa. Una vez salió de esta, se dirigió al Starbuck del día anterior.

« A la verdad debo estar loca para venir aquí »

Gruño por el recordatorio, entrando y pidiendo un café, siendo reconocida por la empleada.

– ¿No eres tú la mujer que salió gritando del baño? – La chica comentó, levantando una ceja mientras servía el café ordenado.

« Linda imagen eh dejado ahora »

Pensó forzando una sonrisa de lado – No creo – Contestó tomando el vaso, y dejando el cambió antes de salir ignorando a la chica.

Llevo su bebida hacia su boca, percatandose de lo que había escrito en el vaso "bocona" se leía claramente. Viró los ojos en irritación, tomando un trago y volviendo a subir a su auto, arrancando del estacionamiento. Una vez llegó a la escuela, observó el edificio, y frunció el ceño, tomando su café, y buscando en el escondite del asiento una caneca de palo viejo, echando el alcohol en la bebida.

« Hoy no estoy de humor para aguantar sus niñerias »

Pensó guardando la botella, y bajando se del auto, caminando hacía su salón, pasando por entre los estudiantes. Una vez llegó a su salón, observó el reloj, viendo que aún faltaban 10 minutos para que entraran, tomó el marcador, y busco el libro de la clase, escribiendo las instrucciones y unas cuantas páginas. Cuando escucho el timbre esparcir su irritante soñar por todo el edificio, está sonrió, sentándose en su escritorio, viendo como los estudiantes entraban al salón. Una vez estos estuvieran sentados, levantó la vista viendo un solo asiento vacío, y sabía muy bien a quien le pertenecía.

– Muy bien, hoy no he venido de muy buenos humores, y a la mínima queja que escuché, les daré más trabajó del que hay, busquen las páginas que se muestran en la pizarra en el libro verde, y pónganse a copiar, incluso los ejercicios que van a tener que contestar, quien no termine aquí, tendrá que llevarse el libro, pero tendrá 10 puntos menos – Está finalizó de comentar, observando en silencio quien se atrevía a reprocharle, pero al ver que ninguno se quejaba, mientras sacaban callados las libretas, se sentó nuevamente.

Sacó de su bulto los papeles de último trabajo que había entregado para empezar a corregirlos, pues apesar de que se los llevaba para la casa, jamás los hacía. Luego de unos cuantos minutos la castaña llegó, observando hacia el suelo, con la capucha del abrigo cubriéndola.

– Tendrás que quedarte luego de clases por la tardanza, siéntate y comienza a trabajar, pregúntale a tu compañero que tienes que hacer, o simplemente mira la pizarra – Poché comentó sin levantar la mirada, un tono indiferente, mientras depositaba un papel hacía el lado.

Esta tomo de su vaso, sintiendo ganas de ir al baño, se levantó, observando a todos los estudiantes atentos a su tarea – Vengo rápido, más vale que se quede igual de callado en lo que vuelvo – Comentó saliendo del aula.

« ¿Estaré siendo demasiado brusca con ella? Que va, ni que ella hubiera pensado en mí cuando me dijo aquello » 

Al llegar al baño, lo utilizo observando el suelo y recordando lo que había sucedido, pero la curiosidad la invadió.

– Debí haber visto mal – Se murmuró para si misma, terminando, y saliendo de este, lavandose las manos y volviendo al salón, donde esté tenía un silencio sepulcral.

Levantó la vista, depositando la en la castaña, quien hacía el trabajó callada. Esta se extraño pues jamás había utilizado ese tipo de ropa, tan cubierta, levantando una ceja, llevo su mirada hacia el reloj, ni siquiera había pasado media hora.

– Srt. Calle – Está comentó con autoridad, haciendo que la chica lentamente levantará la vista.

– ¿Si, profesora? – preguntó desanimada, sus ojos apagados, mientras su cuerpo daba un leve temblor.

Poché mordió su labio inferior, caminando hacia su escritorio – Tomen un libro y marchense, no les quitaré punto, al que me traiga el trabajo a la última hora, excepto tú, señorita Calle, tengo que hablar contigo – Está finalizó, al ver que los estudiantes aún seguían estupefactos dejó salir un gruñido – O salen ahora, o les pongo F – está finalizó, viendo como estos reaccionaban, saliendo deprisa.

Una vez todos salieron, Poché camino hacia la puerta cerrando está con seguro, y volteando a ver hacia la castaña, quien había continuado con su trabajo.

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