"Prometí nunca más enamorarme de alguien, y tú no serás la excepción."
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"No conozco al amor, sólo al odio y la venganza."
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"Después de todo, no somos tan diferentes."
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No es permitido hacer copias o adaptaciones.
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"Todo este tiempo tenía a Joel bloqueado.."
Ella mira su celular y luego me mira a mí.
"Fuiste tú, no es cierto?" me pregunta enojada.
"De qué hablas..?"
"Como dije antes, no eres bueno para mentir," me dice, "así que, mejor dime la verdad."
Doy un gran suspiro, "De acuerdo, yo lo hice."
Dentro de poco, recibí una cachetada.
"Te odio!" me grita, "si no fuera por esta estupidez que se te ocurrió, nada de esto hubiera pasado!"
"Morín, perdóname."
"Nunca voy a perdonarte por que destruiste lo más preciado que tenía en mi vida!"
"Bueno, no es mi culpa que tú tengas problemas de ira," empiezo a elevar mi voz.
Ella se pone de pie y me da una patada.
"A ti que te valga como soy, no quiero volver a verte en mi vida. Ah, y dile a tus amigos que perdiste la apuesta por que yo ya me cansé de tener que fingir amor por ti."
No sabía que decir por que estaba sorprendido.
"Así es Bautista, yo ya sabía de tu tonta apuesta. Sólo te seguí la corriente para darte una lección, pero hay que admitirlo, ambos nos odiamos y ninguno iba a ganar."
"Pero.. Yo sí te amo," le digo.
"Ha! Parece que yo gané entonces."
La tomo de las manos y le digo, "Dime que es lo que te hizo ser así y yo te ayudo."
Ella me suelta las manos bruscamente.
"Vaya, vaya, al mujeriego le regresaron los sentimientos," dice, "muy mal, porque esta rompecorazones no quiere nada que tenga que ver contigo."
"Déjame explicar-"
Me interrumpe, "Vete antes de que yo misma te aviente por la ventana."
No tuve de otra mas que irme por que no quería terminar en el hospital.
·Narra Morín·
Una vez que Mario se fue, empecé a golpear la pared hasta que mis nudillos se tornaron rojos. Luego de sacar todo mi enojo, decidí ir a la casa de Joel. Le debía una gran disculpa y algún tipo de recompensa para que me perdone. Cuando llegué, toqué la puerta y salió su mamá.
"Buenas tardes señora, está Joel?" le pregunto.
"Sí pasa, está en su cuarto," me sonríe, "creo que tu compañía le hará bien después de lo que le pasó."
Al parecer Joel aún no le había dicho que yo fui la culpable del golpe, ya que ella me recibió en su casa como cualquier otro día. Subí las escaleras y toqué la puerta antes de entrar.
