"Prometí nunca más enamorarme de alguien, y tú no serás la excepción."
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"No conozco al amor, sólo al odio y la venganza."
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"Después de todo, no somos tan diferentes."
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Antes de que pudiera terminar, sus labios me interrumpieron. Al principio creí que sería uno de esos besos cortos que solía darme cuando éramos 'novios', pero dentro de poco, noté que no se detuvo hasta que nos hizo falta aire. No sabía como reaccionar, sólo sonreí como tonto.
"Decías.." dice acariciando mi rostro.
"No, nada," le respondo.
"Sé que esto arruinará el momento pero.. entonces, ya terminaste con Mario?" le pregunto.
"Así es," me dice, "ahora no hay nada que pueda interponerse entre los dos."
·Narra Mario·
Entrando a mi cuarto, arroje todo lo que había dentro. Estaba molesto, sobre todo, conmigo mismo. Estaba molesto por varias cosas. Para empezar, nunca debí haber aceptado esa maldita apuesta. Si no la hubiera aceptado, seguiría odiando a Morín y seguiría feliz con mi vida. Cuando acepté la apuesta, debí quedarme enfocado en mi meta y no distraerme con los estúpidos sentimientos. Sin embargo, el 'hubiera' y el 'debí' no existe, por que todo ya está hecho, no hay vuelta atrás. Ahora sólo me queda conquistarla, pero esta vez por que de verdad la amo y no por querer el dinero.
Al día siguiente, decidí irme temprano al colegio para disculparme con Morín. Tenía que arreglar las cosas con ella. Honestamente, a este punto, me vale lo que piensen los demás sobre mí si se llegan a enterar que estoy enamorado de ella. Estaba listo para decirle que me arrepiento tanto que cambiaría para bien, sólo por ella. Sin embargo, cuando me la encontré, no estaba sola. Su mano entrelazaba con la mano de Joel y se miraban demasiado cariñosos juntos. No lo podía creer.
"Morín!" la llame mientras caminaba hacia ella.
Ambos me voltearon a ver con la misma expresión.
"Qué quieres?" me pregunta, "acaso no me escuchaste la primera vez? No te quiero volver a ver en mi vida."
"No puedo creer que estás saliendo con él, sólo por lo que pasó," le digo.
"No la escuchaste? No te quiere ver," me dice Joel.
"Deja de fingir que puedes defenderla, por que seamos honestos, ni un golpe puedes dar."
Poco a poco se fue formando un círculo alrededor de los tres.
"Tal vez no, pero yo sí," ella estaba a punto de golpearme pero sorprendentemente, él la detuvo.
