"Prometí nunca más enamorarme de alguien, y tú no serás la excepción."
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"No conozco al amor, sólo al odio y la venganza."
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"Después de todo, no somos tan diferentes."
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"Y pues sí, eso es lo que pasó. Como ves?" termino de contarle mi anécdota de esta mañana.
Con la mandíbula tensa, Joel pasa una mano por su cabello.
"Dónde está?" me pregunta.
Sabía lo enojado que estaba Joel en este momento, y no quería que cometiera una tontería, así que intenté cambiar de tema.
"El salón? Umm... Creo que está en el primer piso," dije examinando mi horario escolar.
De repente, siento como si algo me impidiera caminar, y ese algo era mas bien un alguien. Como nuestros brazos estaban entrelazados, si él se detenía, yo igual.
"Tú sabes muy bien de quien estoy hablando, Morín dime donde está," Joel exige.
"No," contesté.
"Si no me dices en donde se encuentra ese imbécil, voy a ir a buscarlo yo mismo."
Antes de que se fuera, tomo su brazo tirando de él hacia a mí.
"Joel."
Sin decir nada, voltea a verme, esperando a que dijera algo más.
"Ni siquiera lo intentes," la forma en que lo dije sonaba más como una amenaza en lugar de sonar como me sentía, preocupada.
Él arqueo una ceja, preguntándose por que le había hablado de esa manera.
Di un gran suspiro, tratando de arreglar mi tono de voz, "La última vez que intentaste defenderme, prometí que nunca me lo volvería a perdonar si te hacían daño como aquel día."
"Entiendeme, yo quiero defenderte por que eres como una hermanita para mí. No me parece justo como tú sí puedes y yo no."
"El amor que nos tenemos como hermanos no es la fuerza suficiente para que te pelees con alguien. Tal vez cuando consigas una novia o tengas una hermana de verdad, podrás defenderla. Mientras tanto, será mi responsabilidad asegurarme que estés bien," le expliqué.
"El simple hecho de no poder hacer algo, me hace sentir débil," Joel confiesa.
"Pero no lo eres," pongo una mano sobre su hombro, "muy pronto encontrarás tu motivo."
"Pero tú eres mi motivo," él insiste.
"No Joel, por más 'hermanos' que seamos, seguímos siendo amigos y eso es muy diferente a tener una hermana biológica," le explico, "en cambio yo, tengo mis razones por ser como soy, fuerte y ruda con todos, excepto contigo por supuesto."
"Tienes razón," suspira Joel.
"Cuando llegue ese día, ya verás que ni tu mismo te vas a reconocer," le aseguro.
