"Prometí nunca más enamorarme de alguien, y tú no serás la excepción."
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"No conozco al amor, sólo al odio y la venganza."
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"Después de todo, no somos tan diferentes."
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No es permitido hacer copias o adaptaciones.
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"Deja que yo me encargue esta vez," le dice antes golpearme.
Estaba sorprendido, no lo creía capaz de comenzar una pelea, sin embargo, esto no me detuvo para seguirla. Entre golpes, sangre y moretones, seguimos hasta que Morín se puso en medio de los dos.
"Te voy a pedir que por favor te hagas a un lado," le digo.
"Morín, muévete! Déjame terminar con este hijo de-"
Joel es interrumpido por ella, "Basta! Si uno da un golpe más se las verá conmigo! Díganme cuando estén calmados para platicar, pero por ahora, no quiero ver a ninguno de los dos!"
Ambos vemos como Morín se va.
"Ves lo que hiciste imbécil?!" le pregunto.
"Yo? Pero si tú fuiste él que se acercó a nosotros!"
"Sabes qué? Yo no estoy para discusiones estúpidas, yo hablaré con ella después, y no me lo puedes impedir a mí ni a ella."
"Yo me encargaré de que eso no suceda."
"Uy si, que miedo!" muevo mis manos de una forma burlona y me voy.
·Narra Morín·
Tal vez, esto de intentarlo con Joel no fue buena idea. Sólo mira el problema que causó. La verdad no le creía ni una palabra que decía Mario ayer, pero parecía que realmente me quería. Sin embargo, también puede que sea un muy buen actor, sólo para conseguir el estúpido dinero de la apuesta. Estuve atrapada en mis pensamientos por la primera mitad de clases, la cual Joel ni Mario estaban presente. Lo más probable era que estaban con la enfermera del colegio.
Quería despejar mi mente, así que decidí no ir a la cafetería a la hora del almuerzo y salir afuera en su lugar. Caminaba por el patio cuando me encontré con una pelota de fútbol. Empecé a sacar todo lo que tenía dentro de mí, pateando la pelota con todas mis fuerzas hacia la portería. La pateaba, iba por ella y volvía a repetirlo. De pronto, sentí unos brazos rodear mi cintura. Sin pensarlo, tomé uno de los brazos de la persona y se lo torcí mientras me daba la vuelta para ver quien era.
"Ow! Tranquila, soy yo, Joel," apenas puede decirme.
"Eso no cambia nada," le digo antes de soltarlo, "te lo merecías."
"Sigues enojada?"
"Tú que crees?"
"Pero por qué conmigo, si yo sólo intentaba-"
"Defenderme? Podía hacerlo yo sola."
"Si te molesta que te defienda, no lo vuelvo a hacer," me dice.
