"Prometí nunca más enamorarme de alguien, y tú no serás la excepción."
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"No conozco al amor, sólo al odio y la venganza."
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"Después de todo, no somos tan diferentes."
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No es permitido hacer copias o adaptaciones.
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-Narra Mario-
Al ver a Morín regresar sola, sonreí.
"Parece que no le caigo bien a tu amigo," le digo.
"Para nada," me responde.
"Pero le dijiste que iba a cambiar?"
"Sí, pero tienes que darle tiempo," Morín me explica.
"Ah okay," respondí, aun sabiendo que nunca le iba caer bien a Joel.
"Entonces... por que no estabas aquí en la mañana?"
"Asuntos de la empresa."
"Apoco también trabajas ahí?" ella se burla.
"Sí," respondo serio, "tú?"
"Mm...no pero," hace una pausa, "estoy segura que dentro de poco me contratan."
"Sabes cuál es la forma más rápida?" le pregunto.
"Cuál?"
"Aceptando ser mi novia."
-Narra Morín-
"Prefiero esperarme," le sonrío disgustada.
"Oh vamos, no te hagas la difícil," me dice.
Le frunzo el ceño y pongo una cara bastante seria.
"Esta bien, voy a parar," en seguida dice.
"No vas a comer?" le pregunto.
"Sí, quieres acompañarme?" él responde.
"Adónde?" reí, "sólo tienes que caminar unos pies y llegas."
"Aquí no tontita, afuera."
"Estas loco si crees que me voy a escapar contigo," le digo.
"Ándale, please!" me hace un puchero.
"Ay, está bien," rodé los ojos.
Una estúpida sonrisa aparece en su rostro y me da la mano. Rodando los ojos una vez más, tomo su mano y me dirige hacia la puerta. Al salir, caminamos un poco antes de decidir adonde íbamos a ir.
"Dónde quieres ir?" me pregunta.
"No sé, tú dime. Tú fuiste él de la idea de salirnos."
"Conozco una pizzería cerca de aquí donde la pizza está riquísima!"
"Vamos pues," le digo.
Una vez que llegamos, él pidió la pizza con una mitad diferente a la otra, ya que nos gustaba con ingredientes distintos. Cuando lo vi pedirla, noté que le había susurrado algo pero no le di tanta importancia.
Mientras esperábamos la pizza, nos sentamos en una mesa y empezamos a jugar Tic-Tac-Toe en una servilleta como niños chiquitos.
"Te gané," dije mientras dibujaba una raya sobre el juego.
"Vamos a hacer algo para la segunda ronda, si gano, tienes que comerte un pedazo de mi lado de la pizza," me propone.
"Y si pierdes, tienes que comerte un pedazo del mío," le digo.
"Está bien, que empiece el juego."
En menos de 5 minutos fui derrotada y él no tardó en gritar, "GANÉ!"
