Artificios ❲ Park Jimin ❳ | Terminada.

Capítulo 54.

Narra Blue:

¿Qué tan difícil puede ser? O sea, es solo caminar de frente en medio de una iglesia llena de gente. ¿Qué tan difícil puede ser? Total, yo ya he interpretado muchas veces, el papel de novia en el altar.

Ya, ahora repítelo hasta que te lo creas, aportó mi conciencia.

No puedo negar que estoy tan nerviosa, demasiado diría yo. 

Yo estaba en la sala de la novia, en donde los invitados se iban a tomar fotos conmigo. Yo era como un maniquí que sonreía solo para la foto.

— Deja de temblar— aconsejó disimuladamente, Elle. La miré nerviosa.

— Es el frío — intenté ocultar mi nerviosismo.

— Ajá. Y yo me casare con Zac Efron.

Soltó con sarcasmo.

Aquello me causó una carcajada, de cierto modo me relajó.

— Jimin quiere venir a verte — dijo, cambiando de tema.

Mis ojos brillaron a penas logré oír su nombre, pero recordé algo no tan agradable. Y no es que sea muy creyente en las supersticiones ; pero, es mejor prevenir antes que lamentar, ¿no?

—  ¡Park Jimin! ¡Si estás detrás de esa puerta, ni se te ocurra entrar!—  grité con los ojos saltones, por el miedo.

Elle me miró tipo: ¿Qué rayos  haces, loca? Su cara estaba totalmente perpleja. 

— ¿Por qué, no? —  preguntó Jimin. Al escuchar su tono, pude adivinar que ahora estaba con el entrecejo fruncido acompañado de un mohín.

— Es de muy mala suerte, que el novio que vea a la novia antes de la boda —  intenté explicarle. 

— ¿Es en serio, Blue? ¿Qué más podría pasarnos, joder? —  soltó entre bufidos.

Hemos pasado por tantas cosas, que sinceramente me aterra la idea de imaginar que algo malo aún nos podría pasar.

Elle entendió mi preocupación, al ver mi cara de consternación. Mi prima salió a hablar con Jimin, me dejó sola en la pequeña sala de fotografías. 

El sonido de la puerta me sacó de ese trance; era uno de esos, cuando te quedas mirando fijamente a la nada, pero a la vez estas pensando en todo. 

Alcé la mirada por la curiosidad, y quizás también por el miedo de que sea él cabezotas de Jimin. Pero no. Era mi padre con Megan y Dylan entre brazos. Los miré con adoración.

Mi padre al acercarse, puso a Dylan sobre mi regazo. Mi granujita, estaba con un pequeño traje color beige oscuro, conformado por un chaleco clásico y un pantalón de la misma tonalidad; camisa era color perla y los zapatos marrones. Mi pequeña princesa, estaba con un vestido sin mangas de color crema, el vestido era corte princesa, en la cintura tenía un lazo del mismo color. 

— En todos los papeles de novia que interpreté, en ninguno faltaba la madre —  comenté con ironía.

Mi papá se acercó un poco más. En sus ojos existían algunos destellos de melancolía. Negué con la cabeza, para intentar hacerle entender que no pasaba nada.

— Lo siento... Por no haberte elegido una buena madre... — articuló mi padre, a duras penas.

— No, papá. No, no tienes porque disculparte, no es culpa tuya, ni mía — le respondí rápidamente—. No quería hacerlo sentir culpable; en sí, yo solo lo dije, porque me pareció irónico.