Artificios ❲ Park Jimin ❳ | Terminada.

Capítulo 45: "Él está con mi madre"

Narra Blue:

Mis ojos pensaban mucho, me costaba levantar los párpados.

¿Qué me había sucedido?

Unos sollozos se oían muy cerca de mí, conforme recuperaba mi conciencia, iba reconociendo al dueño de ese llanto.

— Jimin... — hablé, aún sin abrir los ojos.

Poco a poco fui abriendo mis ojos. Parpadeé varias veces, para aclarar mi visión.
Aunque mi vista no era tan buena en ese momento, logré ver a Jimin limpiándose las lágrimas.

— ¿Qué me pasó? — pregunté con el ceño fruncido.

Su mirada estaba llena de congoja. Jimin, no pudo sostenerme la mirada.

Una idea absolutamente espantosa apareció en mi mente. Como auto reflejo acaricié mi vientre.

Mis bebés. Mis hijos.

Automáticamente me quité la manta de hospital y miré mi vientre. Este estaba adolorido y fofo. Como si estuviera sin nada adentro.

Con desesperación, me atreví a preguntar:

—Jimin, ¿dónde están mis bebés?

Él me miró, luego viró los ojos como si evaluará lo que me diría.
Una lágrima rodó por su mejilla. Mis cejas se fruncieron, mis manos taparon mi boca por el pánico...

— Caíste por las escaleras— empezó a hablar. El recuerdo como un flash apareció—, quedaste inconsciente. Rompiste fuente — con su mano se limpió los mocos. Sus ojos estaban rojos, había estado llorando horas—, y no podías dar a luz de manera natural, ya que el riesgo para los bebés aumentaban. Te intervinieron quirúrgicamente...

Sabía que le estaba costando hablar claramente. Pero a mí, me tenía pendiendo de un hilo.

— Jimin, dime que mis hijos están bien — imploré, cerrando fuertemente los ojos.

Sus sollozos volvieron a hacerse presente.

— Megan está en la incubadora, porque aún es prematura — respondió con una sonrisa llena de dolor—. Ella es tan hermosa como tú.

— Dylan, ¿cómo está? —mi instinto de madre, me decía que algo no andaba bien.

Desde que empecé a sentir a mis bebés en mi vientre, un estrambótico instinto de protección hacía sus pequeños, apareció en mí.

Jimin se quedó mudo, mirando al suelo. Las lágrimas de Jimin caían como lluvia en el piso del hospital.

— Jimin, ¡responde! — grité con desesperación.

—Nuestro pequeño Dylan... — se quedó silencio por un momento. Su mirada se clavó en la mía—. Está con mi mamá cuidándonos desde arriba.

Mi boca se abrió por la desastrosa revelación. No podía emitir sonido alguno.
Mi llanto no tardó en salir de la manera más brusca. Mi corazón dolía como el infierno, cada lágrima era un dolor inmenso para mí alma. Había perdido a mi pequeño granujita, mi Dylan.

— Amor, por favor. Calma — me rogó, Jimin. Aferrándome a su cuerpo.

— Mi bebé — sollocé—. Jimin, él no tenía la culpa. Él no tenía que morir.

Mis lamentos fueron oídos por mi padre, él entró apenado al cuarto. Sus ojos, estaban rojos, él también estaba sufriendo por esto.

— Hija, debes ser fuerte por tu hija. Megan, es hermosa. Es idéntica a ti, tiene tus ojos. Debes verla — comentó mi papá, apoyado en el umbral de la puerta.