Artificios ❲ Park Jimin ❳ | Terminada.

Capítulo 46: «Ella es esa mujer»

Narrador omnisciente:

Los pasillos del hospital tenían una estrambótica mezcla entre alegría por Megan y tristeza por Dylan. De hecho, cuando sentían felicidad, les llegaba la culpa por sentirse de ese modo aun cuando están de luto.

La enfermera les comunicó a los padres de Dylan, qué el pequeño había nacido con mal formaciones y que lo más apropiado era cremarlo, según el argumento de la enfermera, era lo mejor para la madre. Jimin aceptó, no quería ver a su mujer sufrir al ver el rostro de su pequeño angelito, era lo mejor para todos.
Blue al principio, se negó rotundamente, no quería que quemaran el cuerpo de su pequeño granujita. Pero tal fue el poder de convencimiento de su futuro esposo y la enfermera, la hicieron ceder.

— Mi granujita, ¿estará tranquilo?

— Amor, si te hacer sentir mejor, hay que organizar una pequeña misa por el alma de nuestro pequeño— sugirió, Jimin. Su mujer asintió, limpiándose las lágrimas sobre su rostro.

Park Jimin, se encargó de organizar la misa de su hijo. El padre de Jimin, movilizó sus influencias, para poder realizar la misa cuánto antes.

Al día de la misa, todos los parientes cercanos llegaron con vestimenta negra y formal. Blue aún estaba internada en el hospital, pero eso no le impidió asistir a la misa de su hijo; agradeció mil veces a su futuro marido, por haber hecho la misa dentro del hospital.

El señor Grey, llegó apresurado como de costumbre al hospital, a paso acelerador atravesó la primera planta del hospital. Pero algo lo dejó absorto, estático, incrédulo por la situación, en repetidas ocasiones se sobó los ojos para intentar agudizar su vista.

«¿Qué carajos estoy viendo?, se decía a sí mismo.»

La mujer estaba apoyada en el ascensor, esperando que este abra sus puertas metálicas para subir. Sus tacones resonaban por su notable impaciencia.

Daniels no se fiaba ni de sus propios ojos, este decidió acercarse para desechar o confirmar su hipótesis. El hombre estaba por completo de negro por el luto, coincidencialmentela mujer estaba de negro.
El señor Grey, se paró firme frente al ascensor, esperando que las puertas se abrieran.
La mujer notó la presencia de un hombre, esta se quedó observando con detenimiento el calzado del hombre, para luego subir su mirada y ver la vestimenta del hombre.

Los ojos del señor se abrieron de par a par al ver el rostro de la mujer, él no podía creer que ella estaba frente de él, y lo que es peor, volver a verla en la situación tan complicada de su familia, era catastrófico para Daniels.

La mujer contemporánea al señor Grey, se quedó muda; observándolo con detenimiento, como si quisiera comparar sus recuerdos con lo que es ahora, el señor Grey.

— Daniels — pronunció la mujer pasmada.

El señor Grey frunció el ceño, al ver que sus sospechas eran ciertas.

— Por lo que veo, la vida te ha tratado bien, Dan. Ya no eres ese escuálido chico de 22 años — dijo la mujer. Para luego soltar una leve carcajada.

El hombre arqueó la ceja ante las palabras de la mujer.

— La buena vida con mi hija — contraatacó Daniels—. Lamento no poder decir lo mismo por ti, Azul. Los años no pasan en vano y por lo que veo, ya te empiezan a pesar.

Soltó con finura su ataque; él tenía tanto rencor guardado hacía ella, pero sabía muy bien como hablarle a gente como ella.

La mujer rió ante la respuesta de su ex marido. Pero se detuvo, al percatarse de la ropa de Daniels; una idea estrafalaria apreció en su mente, qué la horrorizo.