Yoongi sintió pedazos de madera, ladrillo y concreto cayendo sobre su rostro. Estaba tumbado sobre el suelo a pocos metros de la casa con un horrible zumbido en el oído y la cabeza le punzaba como el infierno. Una pequeña llamarada de fuego se aferraba a la tela de su saco provocandole un dolor ardiente. Giró sobre el suelo intentando sofocar la llama que ardía en la manga de su ropa sin lograrlo, se incorporó y se sacó la prenda de un tirón.

Sentía que todo a su alrededor daba vueltas, era incapaz de enfocar la mirada correctamente y podía sentir el aroma desagradable de químicos, humo y carne humana quemada.

Ese último pensamiento lo hizo reaccionar, alzando la mirada para observar la manera en la que cuerpos envueltos en fuego salían corriendo de la casa cuyo techo había desaparecido en la explosión. Los oficiales que habían logrado salir a tiempo trataban de apagar las llamas que rodeaban a las figuras humanoides que salían gritando en busca de ayuda. Yoongi escuchaba el zumbido incesantemente, giró alrededor. La casa se consumía rápidamente acabando con las posibles pruebas y con la vida de oficiales que no habían logrado salir.

—Me vas a pagar esta, hijo de puta– juró entre dientes, soltando un alardido de dolor cuando la quemadura en su brazo ardió.

Jungkook llevaba unos anteojos de sol oscuros, una gorra de beísbol y una chaqueta de mezclilla mientras esperaba en la fila para conseguir su malteada

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Jungkook llevaba unos anteojos de sol oscuros, una gorra de beísbol y una chaqueta de mezclilla mientras esperaba en la fila para conseguir su malteada. Sus ojos observaban la comisaría desde esa distancia no tan prudente. Los autos de policía entraban y salían del lugar rápidamente y él trataba en vano de contar cuantos agentes había visto.

Eran demasiados, conclyó mientras la mujer que atendía el lugar de malteadas lo despachaba.

Aún no veía a Yoongi, estaba seguro de que había ido a arrestarlo lo cual quería decir que Taehyung debía estar ahí dentro en custodía de otros agentes. Entrar simplemente así como así sería arriesgado por lo que debía buscar la manera de entrar sin ser visto lo cual era estúpido, ese edificio estaba muy bien vigilado, sería detectado de inmediato. Tomó la malteada y caminó de regreso al parque frente a la comisaría. Debía estar atento y no llamar la atención, esperaba obtener algo de información observando y analizando el sitio pero hasta ahora sólo había determinado que no tenía muchas opciones.

—Tardaste años– se quejó una voz apagada cuando finalmente llegó a la banca donde se dejó caer —¿trajiste la que te pedí?– insistió el chico, alzando los ojos por encima de sus propias gafas.

El tipo tomó la malteada de vainilla, bebiendo casi de inmediato, Jungkook resopló.

—¿Viste algo interesante?– preguntó.

—Paquetería– dijo el muchacho y alzó la barbilla para apuntar al camión de paquetes que permanecía estacionado a un lado de la comisaría. —Cajas grandes, conductor idiota–.

Jungkook parpadeó decidiendo que podría funcionar, podían entrar por medio de la paquetería y salir de la misma manera ¿Cómo no se le ocurrió a él?

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