Capítulo XXVIII

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   Creí que luego de conocer a las chicas iríamos a casa a descansar. Pero no: Mal se empeñó en ir a grabar, ya que eran las últimas escenas del capítulo que debería ser publicar.

   Estábamos esperando, como siempre, las indicaciones de Mal y que el equipo acomodara las cámaras. Ya nosotros estábamos vestidos: Paul con una camisa negra de algodón, pantalón ocre oscuro y zapatillas blancas. Estaba muy lindo. Y yo llevaba una camisa al estilo polo de un color verde primavera, que resaltaba del resto de mis prendas verdes.

   La camisa tuve que cambiármela porque Paul estaba tomando zumo de fresa, le dije algo que lo hizo reír y escupió mi cara y manchó mi camisa. Era la única que quedaba, así que debía mantenerla limpia.

   —¿Ya vamos a empezar, Mal? —Paul bufó, mientras se deslizaba sobre el sofá—. Son las tres de la tarde. ¿A qué hora vamos a terminar? ¿A las dos de la mañana? Mañana viajamos a Londres para la entrevista con GQ y no quiero salir con cara de sueño en las fotos.

   —De ser necesario, sí —contestó él, subiéndose los lentes con ayuda de su dedo índica. Yacía cómodamente sentado en su silla de director—. Martin me pidió que el próximo capítulo estuviese listo lo más pronto posible.

   —Lo has dicho como mil veces —refunfuñé.

   El equipo técnico le avisó un par de cosas, y dedujimos que ya todo estaba listo porque tomó su guión y aclaró la garganta.

  —Muy bien —prosiguió—. John estará detrás de la puerta, va a tocar y lo demás. Pero recuerden que tienen que salir al pasillo y quedarse ahí, diciendo sus diálogos. Yo los estaré viendo por aquí —señaló una pantalla que estaba a su lado—. Se supone que en la próxima escena ustedes deben estar en una cafetería, pero no será así. El departamento de enfrente está siendo ambientado para que luzca como una cafetería, ¿okey?

   —Está bien —me encogí de hombros y me levanté—. No importa, con tal y comencemos para terminar lo más pronto posible porque quiero irme a dormir.

   —¡Oh, sí! —Paul enrolló mi cadera con fuerza—. ¡Duerme conmigo, Johnny!

   —¡No, me das patadas!

   —Es porque soy un bebito —murmuró.

   —¡Chicos, por favor! —espetó Mal—. Quiero comenzar de una vez. Martin me va a joder...

  Lo miramos con picardía.

   —¡En el buen sentido! —se apresuró a aclarar—. ¡Agh, los odios! John, sal del departamento. Cuenta cinco segundos luego de mi señal para tocar.

   Paul me soltó al instante, así que pude moverme para cruzar a puerta, la cual cerré al instante. Escuché el "¡acción!", y toqué la madera con mis nudillos luego de unos segundos.

   —¡Abre la puerta, puta; hoy también abrirás las piernas!

   La cámara me enfocó cuando Paul lo hizo. Soltó un pequeño bufido, mientras salía hasta el pasillo y cerraba la puerta detrás de él.

   El resto del equipo técnico estaba en el pasillo, así que estos no tardaron en enfocarnos en distintos ángulos, como siempre, para poder tener varias tomas de la misma escena y escoger la mejor.

   —¿Qué quieres?

   —Tu culo —le contesté—. Pero me conformo con tu boquita, zorrita indomable.

   —¿A dónde vamos? —inquirió con un toque de fastidio.

   —Primero a desayunar porque tengo hambre...

Kisses on the Bottom ➳ McLennonWhere stories live. Discover now