Capítulo I

5.4K 431 2K
                                    

   El estruendoso sonido de mi móvil hizo que me despertara de forma rápida, razón por la cual me revolví entre las sábanas de una forma poco normal y me caí de la cama con el dispositivo en manos.

   Me golpeé la frente y mi cuerpo semi-desnudo estaba tendido en el suelo. Pero había logrado atender la llamada, que era lo importante.

   —¡Lennon! ¿¡Dónde diablos estás!? ¡Te he llamado desde anoche y no atiendes el teléfono! —era Martin, un productor de una compañía cinematográfica a la que ofrecía mis dotes de actor de película—. ¡Necesito que vengas ahora mismo a Apple Entertainment! ¡Y es urgente! ¿¡Me entendiste, verdad!? ¡Urgente!

   —Ahg, Martin —balbuceé, reincorporándome a la cama. Llevé la palma de mi mano a mi cabello, y lo alboroté un poco—. Tengo un dolor de cabeza enorme, y...

   —Es una nueva producción —me interrumpió. Ya estaba un poco más calmado, y eso aliviaba mi tímpano—. Aquí te explico los detalles, pero te juro que te va a gustar la propuesta. Hay mucho dinero de por medio.

   Su propuesta se escuchaba tentadora, así que antes de colgar el móvil le dije que estaría ahí en cualquier momento. No debía hacerlo esperar; Martin era un hombre muy paciente, pero cuando se molestaba solía ser el peor.

   Estiré mi cuerpo, solté un quejido y asomé mi cabeza a la ventana que estaba en mi recámara. Noté que el día estaba lluvioso, así que inmediatamente me di la vuelta para comenzar mi día.

   Recorrí mi amplia recámara de suelo de madera y tapiz blanco para intentar encontrar el cargador de mi móvil, que seguramente lo había dejado por algún lugar la noche anterior al llegar tarde y soñoliento de una pequeña fiesta con amigos del medio.

   —Mierda, mierda —murmuré, echando un vistazo. La ropa que me había quitado en la noche anterior estaba desordenada en el suelo—. Ah —chasqueé mi lengua—, lo ordeno cuando llegue.

   Mi vista se posó sobre la mesita de noche. Solté una pequeña risita al ver el cargado enchufado al toma corrientes.

   «Qué tonto eres, John», pensé.

***

   Entré a mi recámara con la toalla en mi cintura, e inmediatamente me dirigí hacia el armario, el cual abrí y me adentré al corto pasillo que tenía ropa por doquier. Quería escoger algo fresco y cómodo, pero a la vez quería estar presentable. Era un nuevo contrato y una nueva producción, así que no me lo podía tomar a la ligera.

   —¿Cómo hago para verme más guapo de lo que ya soy? Voy andar enamorando a gente por ahí.

   Me reí de mi disparate, al tiempo que husmeaba el sitio donde tenía las camisas. Escogí una de color salmón con pequeños puntos grises y enrollé las mangas hasta el codo. A eso le añadí un jean que me quedaba ajustado y un par de zapatos de cuero beige, que le daban el toque al asunto.

   Salí del lugar a paso apresurado y aplicando perfume en mi cuello, cuyo bote dejé en la mesita de noche. Guardé mi billetera y el móvil en mi bolsillo, y me dispuse a caminar hasta la puerta.

   Crucé el corredor teniendo un poco de prisa, y bajé las escaleras del mismo modo. Caminé por el living, el cual tenía un bonito suelo color crema brillante, y las paredes de color durazno que le daban un toque bastante bonito.

   Noté que Aurora, la señora de servicio, estaba limpiando un florero que estaba al lado del estante enorme que sostenía el televisor y un par de fotografías familiares. Vestía prendas azules con un delantal blanco, y tenía una coleta que ataba el cabello rubio.

Kisses on the Bottom ➳ McLennonWhere stories live. Discover now