Capítulo VI

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   Las mejillas de Paul se tornaron de un rosa violento, y seguramente las mías también. Ambos miramos a Mal, quien estaba pasando las hojas del guión de forma lenta.

   —Eh... ¿cómo si ya lo fuese a besar o lo beso?

   —¡No, no! —Evans negó con la cabeza—. Eso no es todavía. Sólo quiero ponerle, ya saben, chispa al asunto.

   Pasé saliva por mi garganta y lo miré. Estaba nervioso, sin duda; y yo también. No entendía por qué, si para mí actuar de enamorado o galán durante un film era lo más normal del mundo. Pero con él para diferente.

   —Eh, bien... —Paul carraspeó—. ¿Desde dónde comenzamos a grabar?

   —Desde tu penúltima línea, Paul —le contestó—. ¡Acción!

   —¡Entonces deja de molestarme! —tomó el libro, lo cerró y lo guardó en el estante—. No me gusta que me molestes. ¡A nadie le gusta!

   —Yo sí te gusto.

   —Asco, no.

   Dejé el diccionario de farmacéutico en la sillita donde estaba el resto y di un par de pasos a donde estaba él. Lo tomé de la cintura, lo apegué al estante y coloqué una mano en el mismo para que él quedara acorralado. Acto seguido me lamí los labios.

   —¿Seguro de eso? —inquirí—. ¿Estás seguro de eso, Jimmy?

   —Totalmente seguro —colocó la mano en mi pectoral, y me empujó para evitar nuestra cercanía—. Aléjate.

   —¿Cómo sigues del resfriado? —pregunté, llevando las manos al bolsillo de mi pantalón.

   —¿Qué te importa?

   —Digamos que me siento culpable por eso. Verás, yo fui quien retrasó tu salida... ¿me entiendes?

   —Ajá.

   —Bueno —retrocedí un par de pasos—, adiós.

   —Adiós.

   —¿Seguro no quieres ir e viernes a un bar?

   —Totalmente seguro.

   —Ya cambiarás de opinión —sonreí.

  —¿Cómo estás tan seguro?

   —Tengo mis tácticas.

   —¡Corte! —bramó Mal, logrando que dirigiéramos nuestra mirada hacia él—. Muy bien. Ahora debemos devolvernos al departamento para poder grabar la última escena. Stuart se fue y acabo de recibir un mensaje que volvió, así que hay que ir allá.

   —¿Por qué no grabamos esa escena cuando estábamos allá? —preguntó Paul.

   —Es que Jane necesitaba irse urgente —replicó—. No pudo esperar porque tenía un compromiso en la tarde. Pero de todos modos Stuart tenía que irse.

   —Agh —bufó.

   —Ya lo sé, Paul —le dijo Mal—. Pero intenta tenerle un poquito de paciencia.

   —Le tengo toda la paciencia del mundo. Realmente cada escena en la que él está es un problema: discute por todo y nada le gusta, sin contar que hace interrupciones cada diez segundos para corregirme, y por ello se retrasa y acabamos la escena muy tarde.

   —Yo hablé con él. Le pedí que no te corrigiera y que intentara ser un poco más ligero con todo. Vamos a ver qué sucede.

   Paul llevó la mano a su cabello y lo alborotó un poco, al tiempo que dejaba salir una pequeña bocanada de aire de su boca.

Kisses on the Bottom ➳ McLennonWhere stories live. Discover now