Capítulo IV

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   Todo estaba listo para comenzar a grabar la escena. Ya estaba listo con el vestuario que consistía en una camisa polo color blanco, suéter azul marino, pantalón de mezclilla y zapatos llenos de lodo. Los decoradores se habían encargado de hacerme lucir como si estuviese en día lluvioso.

   Estábamos en la planta baja del edificio, que sería dónde se realizaría una de las tomas. Como Paul tenía que estar mojado de lluvia, tuvieron que humedecer su ropa para dar ese efecto. Obviamente tenía una delgada ropa lycra debajo de esta para evitar un poco que el agua traspasara su piel y le diera un resfriado.

   —¡Muy bien, chicos! —Mal tomó asiento en la silla de directo, mientras se quitaba el saco negro y dejaba ver su camisa blanca algo desabotonada—. ¿Todo está listo? ¿Ya Paul lo está?

   —¡Sí! —habló este. Los dos estábamos detenidos en la puerta del edificio, esperando el momento.

   —¡Acción!

   Paul caminó en dirección al ascensor, mientras que la cámara iba grabando todos sus movimientos. Tocó el timbre con el dedo índice, y espero unos segundos. Hizo gestos con su cara y cuerpo, que daban a entender que tenía frío.

   —Pero mira quién está aquí —dije acercándome a él y haciendo que mi cuerpo entrara en el ángulo de grabación.

   Él se giró su rostro, me miró de forma poco bonita, y volvió a darme la espalda.

   —No tengo... —se interrumpió—. Mierda, eso no iba.

   —¡Corte! Otra vez a sus puestos. ¡Y faltó un detalle! El paraguas. John debería sacudirlo mientras entra

   En medio de risas volvimos al punto inicial. Paul y yo releímos el guión un par de veces, y cuando Mal dio la señal, él se dispuso a retomar la toma. Repitió el mismo proceso, junto a sus gestos que cada vez perfeccionaba más.

   —Pero mira quién está aquí... —me acerqué a él una vez más, mientras sacudía el paraguas húmedo que un asistente me había proporcionado.

   —No estoy de humor para soportarte —comentó, dándome la espalda luego de lanzarme la más cruel de sus miradas.

   —Me quedé pensando en la forma tan grosera en la que me trataste —le dije, colocándome a su lado. Luego de verlo, acoté—: Te mojaste. Eso te pasa por no aceptar mi paraguas.

   —Pues qué casualidad —fue irónico—, yo también pensé en ti todo el día y en la forma tan grosera en la que me trataste. Tengo derecho a...

   Lo interrumpí, diciendo—: ¡Uy, el gay quiere derechos!

   —Si vas a molestarme, es mejor que te largues.

   —Desgraciadamente vivo al frente de ti —argumenté, luego de soltar un bufido de molestia—, y tengo que tomar el ascensor y quedarme en el mismo piso que tú. No sé por qué no me advirtieron que tendría vecinos raros.

   —Todavía estás a tiempo, puedes irte.

   —¡Corte!

   Ambos giramos nuestros rostros para ver a Mal, quien estaba limpiando sus anteojos y lucía contento por nuestro trabajo.

   —Excelente. La otra escena es dentro del ascensor —murmuró, verificando el guión—. ¡Sí! Es dentro del ascensor, así que entren. La cámara estará en la puerta para filmar la escena.

   Caroline aplicó polvo compacto sobre el rostro de Paul y luego lo hizo con el mío. Volvimos a leer el guión, y luego nos adentramos a la caja de metal. Las puertas estaban abiertas, así que el camarógrafo se colocó justo ahí para poder grabar un panorama bastante amplio.

Kisses on the Bottom ➳ McLennonWhere stories live. Discover now