Capítulo XII

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   En medio de una risita sacudí mi pene, lo metí en el bóxer y subí la cremallera.

   —Gracias por el cumplido. Tú igual.

   Paul se rió y repitió el mismo procedimiento que yo, para luego ir hasta el lavamanos. Yo también lo hice, así que nuestras dos manos se debatían por el jabón líquido y el chorro de agua.

   —Tienes lunares en la mejilla —comentó. Cuando alcé la mirada, me di cuenta que él estaba viéndome a través del espejo que se encontraba frente a nosotros—. Cuatro, para ser exactos.

   —Cielos. Nadie se había fijado de eso hasta ahora.

   —Yo sí —rió un poco. Apartó sus manos, agarró una servilleta y procedió a secárselas—. Cuatro. Y uno en medio de tus cejas.

   —Cuando te vi en televisión por primera vez, creí que tu personaje se depilaba las cejas. Luego de busqué en Instagram y me di cuenta que eran así —me reprimí una risita al ver su cara de enfado—. Descuida. Te quedan bien bonitas.

   —Las tuyas son muy bonitas también. Y también tienes unos ojos muy pequeñitos.

   —Agh, deja —cerré el grifo, tomé una servilleta y limpié mis manos. Él se rió—. Tengo miopía, ¿lo sabías?

   —Lo sé. Leí un artículo en internet que tenía por título: "Diez cosas que probablemente no sabías de John Lennon". Y aparecía sobre la miopía.

   —¿De verdad? ¿Y qué más decía?

   —Mm... —él dejó que yo saliera primero del baño—. ¡Ah, ya! Que aparte de actuar, sabes pintar, dibujar... mmm, ¡y de pequeño practicabas natación! ¿Eso es cierto?

   —Sí, pero casi me ahogué. Así que decidí dejarla a un lado. Voy a leer datos de ti también —añadí, haciéndolo reír.

   —No necesitas acudir a Google para poder saber cosas de mí. Yo puedo decírtelas, tonto.

   —Mm, bueno... ¿usas máscaras de pestañas?

   Paul me dio un empujón, que hizo que mi pectoral golpeara la pared del pasillo. Sin duda me hizo reír.

   —¡Era una broma! —pasé una mano por su cuello y lo apegué a mí, luego lo apreté y le di varios besos en el cabello. Olía a frutas—. No te molestes por eso.

   —No me molesto por vestirme de mujer, ¿y me voy a molestar porque crees que me echo esa cosa? No, idiota.

   —Agh, por eso te quiero.

   —Yo también te quiero —pellizcó mi cuello, causándome un pequeño escalofrío, seguido de unas risitas—. Vamos ya. Mal debe estar preguntándose por nosotros.

   Salimos del lugar a paso rápido, cerrando todo muy bien, tal y como Mal nos indicó. Como el pasillo estaba oscuro, decidimos hacer otra competencia para ver quien llegaba al ascensor antes.

   Los dos llegamos al mismo tiempo, pero tuvimos que esperar unos segundos a que el ascensor llegara. Me dio gracia que Paul casi reventara el botón de cerrar la puerta, ya que, al parecer, le daba cierto miedo aquel pasillo oscuro y solo.

   Logramos salir del edificio. Mal estaba detenido al lado de su auto, junto con varias personas y colaboradores de la serie, así como también camarógrafos.

   —Por fin sales —se acomodó los lentes—. Paul, necesito que mañana estés a las ocho en el aeropuerto para poder grabar la escena del avión con Stuart, ya que él decidió no ir a París.

Kisses on the Bottom ➳ McLennonWhere stories live. Discover now