Kisses on the Bottom ➳ McLennon

Capítulo XIII

   De nuevo volvimos al set. Mal me indicó que debía ponerme los zapatos y el pantalón por debajo de las rodillas. La escena que íbamos a grabar sería detrás del sofá y de pie. Yo follándolo y él gimiendo.

   —¿Todo listo, entonces? —preguntó Mal, acomodándose en el asiento—. Esta y la otra escena bastará.

   —Está bien —asentí, sosteniendo mis pantalones. Paul estaba delante de mí, con las manos recargadas en la cabecera del sofá—. Ya está listo, cuando tú digas.

   Una asistente esparció polvo compacto en parte de mi rostro, e hizo exactamente lo mismo con Paul. Luego acomodó un poco su vestuario y se retiró del lugar.

   —Okey, harán lo siguiente —Mal carraspeó un poco—: Vas a colocarte detrás de él para... ya sabes —nos reímos—. Y lo vas a besar, ¿bien? Colócate de una vez. Comenzaremos la escena de golpe.

   Asentí. Caminé un par de pasos hacia al frente hasta poder estar detrás de Paul. Tomé su cintura con mis manos, y acerqué mi entrepierna a su trasero de forma lenta.

   Se me paró otra vez. Odiaba ser tan vulnerable a semejante trasero.

   —¡Acción!

   Empujé mis caderas para simular unas estocadas, sin soltar su cintura. Paul gimió un poco, siendo captado por las cámaras que estaban alrededor de nosotros para grabar diferentes ángulos.

   —Agh, puta —gruñí, llevando la mano a su trasero y apretándolo. No me resistí; no estaba en el guión, pero a Mal le gustó porque no cortó la escena—. Mm...

   —Ah, ah, ah ¡ah! —Paul gemía de maravilla. Y la forma en que enterraba sus uñas en la tela del sofá era sorprendente—. Mm... ¡Ah!

   —Gime más, puta.

   De un momento a otro, Paul logró enderezarse y pasó un brazo por detrás de mi cuello. Por consiguiente acercó su rostro a mío y me dio un grotesco beso en los labios, el cual seguí para poder darle larga. Nuestras lenguas juguetearon un poco, y cuando nos separamos teníamos un hilo de saliva que se rompió al instante.

   Tomé su mentón con delicadeza, y le estampé otro beso, sin dejar de mover mis caderas hacia dentro y hacia fuera.

   No quería admitir que me agradaba un poquito besarlo.

   —¡Corte! —gritó Mal. Nosotros detuvimos los movimientos y lo miramos. Creí que no le había gustado, hasta que lo vi sonreír—. Quedó perfecto. Muy natural todo.

   —¿Toca otra escena? —inquirí, subiéndome el pantalón. Me resultaba incómodo aún tener que estar semi-desnudo frente a tanta gente.

   —No, no —Evans negó con la cabeza—. Ustedes deben irse a las oficinas de Apple porque Martin tiene algo muy importante que decirles. Yo esperaré a Stuart para grabar las escenas que faltan.

   —¿Y luego volvemos aquí? —preguntó Paul.

   —No... tómense un descansito hasta mañana... porque lo necesitarán.

   Paul y yo nos miramos. La forma en que Mal lo había dicho, resultó muy comprometedora, como si quisiera decirnos algo. Sin contar que cargaba una sonrisita pícara que le restaba seriedad al asunto.

***

   Estacioné el vehículo frente al edificio de Apple. Suspiré aliviado al darme cuenta que no había nadie: ni prensa, ni fans. Eso indicaba que por alguna extraña razón no se había difamado nuestra llegada ahí.