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No era ningún secreto que Capricornio y Virgo no se podían, bajo ningún término, llevarse bien. Ambos siempre tenían que ser los mejores en absolutamente todo, por lo que vivían compitiendo en cada cosa en la que tenían oportunidad, notas, libros leídos, etc. A pesar de todo, a los dos les gustaban los debates hasta las tres de la mañana y la cara del otro cuando lo superaba.
–Ahí vienen Virgo y Escorpio –dijo Tauro, el mejor amigo de Capricornio. Todos sabían que él y el escorpión habían salido un par de veces y que quería que su mejor amigo estuviese con el mejor amigo de su novio, pero Capricornio no lo veía muy realista.
El chico de ojos marrones maldijo al ver a su rival. No porque no estuviese de humor para debatir, le encantaba, podría estar todo el día solo debatiendo, el problema era Virgo, en general. A pesar de todos sus experimentos, no había encontrado la cura a los "sentimientos" así que tenía que tolerar las mariposas y los nervios cada vez que el chico estaba cerca. Tauro le había dicho que solo se declarara, pero Capricornio prefería simplemente ignorar todo, era más fácil e incluía menos vergüenza, rumores y atención.
–¡Virgo! –Exclamó Tauro, sonriendo con malicia, tenía un plan para su amigo, e iba a funcionar a la perfección –El te tiene que decir algo –empujó a su amigo hacia adelante.
Capricornio le lanzó una mirada asesina, pero Virgo no pareció darse cuenta, ya que empezó a alejarse. Después de dar unos pasos, miró atrás para asegurarse de que el chico de ojos marrones lo estaba siguiendo. Caminaron hasta que se aseguraron de que nadie los escucharía.
–¿Que querías decirme?
En ese momento, Capricornio se dio cuenta de que no tenía escapatoria. Tendría que decírselo, o no le creería que se habían alejado tanto para decirle cualquier otra tontería.
–Me gustas –dijo, antes de irse. No quería ver la reacción de Virgo. No quería que lo rechazaran. Lo que no sabía era que al otro chico también le gustaba. Solo se alejó.
Una hora después, todo seguía como antes. Ellos solo hablaban para competir. Fingían odiarse. Lo mismo de siempre, como si esa pequeña escena nunca hubiese pasado. Siguieron así por varios días. Tantos, que Tauro y Escorpio ya se habían puesto de novios.
–¿Y si llamamos a Virgo? –preguntó Tauro. Estaban en la casa de Capricornio, y él se sentía como la tercera rueda. Estaba feliz por su amigo, pero no le gustaba estar solo con ellos dos.
–Está en una cita –respondió Escorpio.
Capricornio giró la cabeza a una velocidad sobrehumana.
–¿Que?
Virgo estaba cenando con un chico al que había conocido hacía unos días, Acuario, después de ver una película. Le caía bien, pero no le llamaba la atención. Era demasiado tranquilo. No podía evitar pensar en que preferiría estar debatiendo con Capricornio.
Como si lo hubiera llamado con el pensamiento, él entró en el restaurante de comida rápida. Buscó a Virgo rápidamente con la mirada y fue directo hacia él. La confusión de Acuario era más que evidente cuando Capricornio besó a su cita.
–Es mío –le dijo a Acuario, quien, inseguro sobre que hacer, solo se fue.
Virgo sonrió al ver la cara de su rival, comiendo las papas que su cita había dejado. Estaba rojo hasta las orejas por lo que había pasado, pero no le molestaba.
–No hacía falta que fueses tan directo –murmuró, esbozando una sonrisa.
Capricornio alzó una ceja y pasó un brazo por sobre los hombros de Virgo.
–Pero funcionó ¿No?
Se quedaron un rato intentando encontrar una forma de estar junto sin discutir todo el tiempo. Descubrieron que los besos ayudaban bastante. Cuando salieron, era cerca de medianoche, y ambos ya deberían estar en sus casas hacía horas, pero no les importaba. Como Tauro y Escorpio se habían ido a dar una vuelta en el auto hacía rato, estaban a pie.
Caminaron tomados de la mano hasta la casa de Virgo, donde todas las luces estaban apagadas, por lo que supusieron que su familia ya estaba dormida.
–Nos vemos mañana –dijo Capricornio, antes de besarlo para después irse.
No sabía si había hecho bien al decirle que le gustaba. No sabía si había hecho bien al interrumpir esa cita de esa forma. Solo sabía que se sentía bien y, por el momento le alcanzaba y le sobraba.
Sonriendo como idiota, llegó a su casa. Cuando prendió su celular, vio que le habían mandado un mensaje.
Virgo 00:42
Buenas noches :)
Capricornio sonrió todavía más. Podría acostumbrarse a esto. Las caminatas en la noche, los mensajes antes de dormir, los besos....
Capricornio 00:43
Descansa
Este capitulo es para @galletacomestiblexd espero que te haya gustado 💙
