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La relación entre Virgo y Acuario era complciada de explicar. Eran algo entre amigos y conocidos que se llevaban bien. Ambos disfrutaban sus conversaciones, pero, al no tener amigos en común, no eran muy comunes y no se veían tan seguido como les gustaría. Después de unos meses en ese extraño limbo, ambos comenzaron a gustarse. Ninguno sabía cuando había pasado, ni cómo se habían dado cuenta. Tal vez él lo había notado cuando la vio corriendo hacia su casa bajo la lluvia después de clases, riendo a carcajadas con su mejor amiga. Era probable que ella se hubiera dado cuenta de que le gustaba el acuariano cuando lo vio jugando con su hermanita de ocho años en un parque.
No había nada que impidiera que estuvieran juntos. Acuario era un chico agradable, así que probablemente le caería bien a los padres de Virgo, y ella era exactamente el tipo de chica que la madre del acuariano esperaba que su hijo le presentrara (aunque la señora nunca se lo había dicho para que no se sintiera presionado. Tampoco vivían lejos ni estaban a punto de mudarse. Ambos estaban solteros. Los únicos osbtaculos que habían, se los habían puesto ellos mismos. Acuario, por su parte, no estaba seguro de querer una relación seria en ese momento, por mucho que le gustara Virgo, tenía miedo de sentirse atado. Virgo, por otro lado, no tenía miedo de estar con alguien, sino más bien temía que ese alguien la lastimara. Esas eran las dos únicas cosas que impedían que hubiera una realción seria.
Cada vez que se veían, alguno pensaba en invitar al otro a salir como algo más que casi-amigos, pero se retractaban rápidamente, ella temiendo un rechazo, y él temiendo lo que pasaría si ella decía que si.
Los dos seguían pensando si dar el paso o no el día en el que el mejor amigo de Acuario le regaló entradas para el concierto de una banda en otra ciudad, ya que su padre trabajaba allá, pero al chico no le gustaba mucho la banda. Después de pasar horas pensando a quien debería llevar con él (solo tenía dos entradas), decidió que invitaría a Virgo, ya que su amor por esa banda era una de las muchas cosas que tenían en común.
Ella aceptó, emocionada. Los dos contaron los días hasta el concierto. Como iban a ir en el auto del padre de la virginiana y este lo necesitaba el día anterior al concierto, decidieron salir en la mañana del gran día. Estaban seguros de que llegarían a tiempo. Saldrían a las diez de la mañana, conducirían por cuatro horas hasta llegar a la ciduad donde el concierto tendría lugar, dormirían una hora o dos y, alrededor de las seis, irían al lugar. Nada podría salir mal. O al menos eso pensaron.
10:00 am
Virgo llegó a la casa de Acuario, tan puntual como siempre. Estaba muy emocionada por el concierto, de verdad esperaba que todo saliera bien.
El chico no esperaba que ella llegara tan temprano, había supuesto que llegaría en unos diez minutos más, por lo que todavía no estaba listo. Le hacía falta peinarse, ponerse una camiseta y guardar algunas cosas en su mochila.
Ella lo esperó en al auto, algo ansiosa. No entendía porque tardaba tanto. Si habían acordado un horario era por algo ¿no?
