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Cancer era un chico de quince años bastante simpático, aunque no tenía muchos amigos gracias a su timidez. Por esto, se pasaba la mayor parte del tiempo con su hermano mayor Piscis, que le llevaba solo un año, o con Acuario, su mejor amigo.
Aquel día, mientras salían de la escuela, Piscis le recordaba a Cancer que podía invitar a dos amigos al campamento que Piscis organizaba por su cumpleaños. Cancer ya había pensado a quienes invitar, pero sabía que a su hermano no le gustaría mucho.
—¿Y? —preguntó el mayor —Tengo que anotarlos.
—Acuario —respondió Cancer— y...
El quería invitar a Escorpio, una compañera de su hermano. Se volvieron amigos cuando ella se convirtió en su tutora de biología, materia que el cangrejo odiaba. Sabía que a Leo, el mejor amigo de Piscis, no le gustaría nada que ella fuera, decía que Escorpio era rara, todos la dejaban de lado.
—No —dijo el león—. No hay forma de que invites a la rarita.
El era un año mayor que Piscis, pero había repetido su primer año, así que eran compañeros. Nadie sabía bien porqué había repetido, si era bastante inteligente, pero tampoco se animaban a preguntarle.
—Vos vas a invitar a la loca de tu hermana —le recordó Piscis, quién no soportaba a Virgo—. Además, dudo que acepte, y, si acepta, probablemente ni nos demos cuanta.
Leo insistió de todas formas, pero era tarde. Cancer ya la había invitado, y ella había aceptado.
Aunque el cangrejo no quisiera admitirlo, le gustaba Escorpio un poquititito mucho. Ella no podía negar que él era lindo, y le daban ternura sus lentes, pero espantaba ese tipo de pensamientos cada vez que aparecían, no tenía tiempo para esas cosas.
Ese fin de semana, Cancer, Escorpio, Acuario, Leo, Libra, Piscis y Virgo estaban armando las carpas para acampar. Escorpio, Virgo y Libra, quienes eran las únicas mujeres, compartirían una carpa, mientras que los chicos ocuparían la más grande, ya que ganaban en cantidad. Después de que Piscis y Leo se dieran por vencidos, ya que parecían incapaces de armar la carpa, aceptaron la ayuda de Virgo y Escorpio, aunque el león no parecía muy feliz.
Virgo parecía feliz de demostrar que podía hacer algo que ellos no, pero Escorpio solo quería volver al árbol que había elegido a leer, que fue lo que hizo a penas terminaron.
Una hora después, ella volvió. Parecía de mal humor. Aunque los demás lo pasaron por alto, ya que estaban intentando averiguar como se encendía la fogata, Cancer lo notó inmediatamente. Se acercó a ella.
—¿Que pasa? —preguntó.
—Terminé mi libro y no tengo nada más que hacer. Sin ofender, pero no me llevo muy bien con tu hermano y Leo me detesta.
