131- Leo x Capricornio

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    Leo y Capricornio habían estado juntos por casi un año, y su relación había estado llena de altibajos, pero nunca habían pensado en terminar

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    Leo y Capricornio habían estado juntos por casi un año, y su relación había estado llena de altibajos, pero nunca habían pensado en terminar.

   Durante las vacaciones de invierno, la familia de Capricornio, como todos los años, decidió ir a esquiar. Pero, esta vez, invitaron a Leo. Al principio pareció una buena idea, ambos la pasaban muy bien esquiando y paseando juntos. Todo fue bien, hasta que apareció Géminis.

   Géminis era una chica que se hospedaba en el mismo hotel que ellos, y había comenzado a llevarse muy bien con Leo. No era su culpa que su amabilidad se confundiera con coqueteo, pero eso no impidió que a Capricornio le molestara que se volviera cercana a Leo.

   En el quinto día de viaje, Leo desapareció desde la mañana, y Capricornio no lo volvió a ver hasta la tarde, cuando se disponía a tomar un café en el bar del hotel. Lo vio entrar. Normalmente, solo le habría preguntado donde había estado, pero, como lo vio entrar con Geminis, decidió que no quería saber.

   Cuando se dio cuenta de que Leo se acercaba a ella a través del lobby, se apuró a salir, sin detenerse a pensar que lo que hacía no tenía sentido y que estaba dejando su bufanda, cuando afuera nevaba. No se dio cuneta hasta que el frío la golpeó y comenzó a tiritar. Ya podía sentir como le dolería la garganta al día siguiente. El sol, que se escondía en el horizonte, le daba una tonalidad anaranjada. Por lo general, Capricornio se detenía a apreciar la vista. Ese día no lo hizo.

   Leo, sin pensarlo, salió disparado detrás de ella. Le costó un poco encontrarla, pero al fin la vio. Ella estaba en una cafetería, sentada en una mesa del fondo. Era un lugar bastante acogedor. Casi todo era de madera y las luces eran cálidas y tenues, el lugar perfecto para Capricornio.

   –Hola. –dijo él, al sentarse junto a ella, mientras intentaba no reírse. No era normal verla así, por lo que la situación le divertía un poco.

   –Hola. –murmuró Capricornio, antes de darle un sorbo a su chocolate caliente, que rebosaba malvaviscos.

   –¿Puedo saber por qué saliste corriendo cuando me viste?

   –Vi que llegaste con Géminis. –dijo, sin levantar la vista.

  Pasando un brazo por sobre los hombros de Capricornio para acercarla a él, Leo le explicó que había ido a caer unas compras por la ciudad, y que se había encontrado con Géminis en el camino de vuela, y que por eso habían llegado juntos. Capricornio se iba poniendo cada vez más roja a medida que él le explicaba lo que había pasado. Se sentía estúpida por como había actuado.

   –Ah... –fue lo único que logró decir.

   –No habrás pensado que te cambiaría por Géminis ¿No? –dijo leo, esbozando una sonrisa.

   Al ver que Capricornio no diría nada, Leo le dio un beso en la sien y la acercó más a él. Se quedaron así por un rato, compartiendo lo que quedaba del chocolate caliente, deseando poder quedarse así para siempre.

   –Ah, te compré algo. –dijo Leo, cuando estaban por irse.

   Sacó un paquete muy mal envuelto en papel madera. Ella fingió no saber que era hasta que lo abrió y se encontró con un osito de peluche, que sostenía un corazón en el que se leía "Te amo".

   Capricornio sonrió, mirando al oso con ternura, y besó la mejilla de Leo. El aprovechó esto para robarle un beso en los labios, que todavía sabían a chocolate. Por unos segundos, Capricornio se olvidó de que estaban rodeados de personas. Pero, eventualmente, lo recordó. Usando Roda su fuerza de voluntad, se alejó de Leo.

   –La gente nos va a mirar raro. –explicó.

   Pagaron la cuenta y salieron de la cafetería, hacia el frío invernal. En ese momento, Capricornio lamentaba más que nunca haber dejado su bufanda, se estaba congelando. Al notar esto, Leo desenroscó un poco de su bufanda y se la puso a ella. Compartieron la bufanda hasta que llegaron al hotel.

   –¿Estas buen? –le preguntó Leo, dos horas después de haber llegado. Ella parecía más cansada de lo normal.

   –Si, solo... –estornudó. –Creo que pesqué un resfriado.

   Los últimos días del viaje lo pasaron en una habitación, ya que Leo no quería que el resfriado de Capricornio empeorara, y se dedicaba a cuidarla. Al principio, ella no dejaba de decirle que estaba bien, pero dejó de hacerlo cuando se dio cuenta de que le gustaba pasar todo él día juntos, viendo películas y tomando té.


Este capítulo es para @lizicaty espero que te haya gustado 💙

One-Shots Zodiacales (PEDIDOS CERRADOS)Where stories live. Discover now